QUIRUELAS DE VIDRIALES: PEQUEÑAS Y GRANDES COSAS...

PEQUEÑAS Y GRANDES COSAS

Una canción: "Tres cosas hay en la vida: salud, dinero y amor". La salud, casi siempre condición previa para el resto. Sin ella todo se vuelve difícil. Dinero: una vez cubiertas las necesidades básicas (para esto se precisa muy poco), el resto no sería imprescindible para procurarnos la felicidad. Poderoso caballero sin embargo, germen de conflictos, desigualdades, injusticias... Quien cree que tiene bastante es rico. Por desgracia muchos piensan que nunca tienen lo suficiente; su codicia y ambición hace que todo les parezca poco. El amor, la otra canción, tres cosas: "Alma, corazón y vida". ¿La dicha y felicidad plenas o sólo instantes felices? Como el ideal de belleza que persigue el artista. Algo eterno, imperecedero, pero que como un pez se nos escapa siempre de entre los dedos. Un autoengaño fugaz y platónico. ¿Al final tan sólo era un fugitivo rayo de luna lo que se filtraba entre las hojas de los árboles?
Descendamos a ras del suelo, ¡amadores desdichados! (y viceversa, amadoras), la obsesión es peligrosa. ¿Por qué tiene que ocuparlo todo la amada? ¿Por qué aborrecer el resto de cosas buenas de la vida? ¿Por qué no repartir –o compartir- tiempo y deseos entre varias? Si un ser bello no es más que un ejemplo efímero, una minúscula gota ante el océano de la belleza, ¿por qué tiene que ser tan exclusivo y excluyente? ¡La mancha de una mora con otra verde se quita! Vamos a ilustrar esto con tres amores, otras tres cosas, intentemos espantar así la frustración. ¿Nunca aprenderemos de nuestros errores? También aquí, como veréis, cometió un error la amada Inés.
PRESO DE AMORES - (Baltasar del Alcázar)
Tres cosas me tienen preso
de amores el corazón,
la bella Inés, el jamón
y berenjenas con queso.

Esta Inés (amantes) es
quien tuvo en mí tal poder,
que me hizo aborrecer
todo lo que no era Inés.
Trájome un año sin seso,
hasta que en una ocasión
me dio a merendar jamón
y berenjenas con queso.

Fue de Inés la primer palma,
pero ya júzgase mal
entre todos ellos cuál
tiene más parte en mi alma.
En gusto, medida y peso
no le hallo distinción,
ya quiero Inés, ya jamón,
ya berenjenas con queso.

Alega Inés su beldad,
el jamón que es de Aracena,
el queso y berenjena
la española antigüedad.
Y está tan fiel en el peso
que juzgado sin pasión
todo es uno, Inés, jamón,
y berenjenas con queso.

A lo menos este trato
de estos mis nuevos amores,
hará que Inés sus favores,
me los venda más barato.
Pues tendrá por contrapeso
si no hiciere razón,
una lonja de jamón
y berenjenas con queso.