CAÑOS Y CANALES
Antiguamente para regar las tierras, sólo teníamos el caño, los regatos y acequias naturales. En algunos casos se regaba directamente por el pie, en otros con caldero o cigüeñal y más tarde con motores Piva. Los mayores saben a lo que me refiero. También existían los pozos artesanos en las huertas, en La Vagada y en Los Quiñones, de los que se extraía el agua con la noria. La pobre burra, con los ojos tapados no paraba de dar vueltas y más vueltas para conseguir sacar agua en los canjilones que iba regando cansinamente a través de la regadera los surcos de hortalizas y legumbres. Había burras que eran muy astutas, porque cuando no oían ruido cerca de la noria, las muy tunantas pensaban que estaban solas y se paraban. No volvían a reanudar la marcha hasta que se llevaban unos cuantos palos y una reprimenda. También ocurría a veces que, permanecía uno en la punta del surco esperando que llegara el agua a los cabezales, y no había forma. Después de una revisión para comprobar las causas, la dichosa topinera había sumido el escaso caudal de agua que salía en la huerta vecina. Para regar la huerta o una pequeña finca, lo mismo te pasabas el día entero, eso si no se agotaba el pozo antes y había que esperar que manara de nuevo. Antes, había pocas zonas de regadío. Afortunadamente las cosas han cambiado y desde hace tiempo disponemos de una elegante red de canales prefabricados de riego que han aumentado la productividad y las hectáreas de regadío. Es una envidia y un placer regar en pleno verano y contemplar cómo van los canales llenos de agua, desde los que se puede regar aplicando un sifón, directamente, o por aspersión. Y menos mal, porque sino fuera así, sería imposible seguir cultivando tanto regadío como existe actualmente. Yo me alegro, aunque considero que con tanta agua que lleva nuestro querido río Tera y por la orografía favorable del terreno, se podría regar todo el Valle si construyeran más canales. La zona es propicia para ello. Al fin y al cabo son los regadíos los que contribuyen a que la economía rural se mantenga. Los Poderes Públicos deberían tomar nota y pensar en la posibilidad de crear nuevas zonas de regadío porque el secano cada vez va a menos y no resulta rentable para el pequeño labrador. €1000io.
Antiguamente para regar las tierras, sólo teníamos el caño, los regatos y acequias naturales. En algunos casos se regaba directamente por el pie, en otros con caldero o cigüeñal y más tarde con motores Piva. Los mayores saben a lo que me refiero. También existían los pozos artesanos en las huertas, en La Vagada y en Los Quiñones, de los que se extraía el agua con la noria. La pobre burra, con los ojos tapados no paraba de dar vueltas y más vueltas para conseguir sacar agua en los canjilones que iba regando cansinamente a través de la regadera los surcos de hortalizas y legumbres. Había burras que eran muy astutas, porque cuando no oían ruido cerca de la noria, las muy tunantas pensaban que estaban solas y se paraban. No volvían a reanudar la marcha hasta que se llevaban unos cuantos palos y una reprimenda. También ocurría a veces que, permanecía uno en la punta del surco esperando que llegara el agua a los cabezales, y no había forma. Después de una revisión para comprobar las causas, la dichosa topinera había sumido el escaso caudal de agua que salía en la huerta vecina. Para regar la huerta o una pequeña finca, lo mismo te pasabas el día entero, eso si no se agotaba el pozo antes y había que esperar que manara de nuevo. Antes, había pocas zonas de regadío. Afortunadamente las cosas han cambiado y desde hace tiempo disponemos de una elegante red de canales prefabricados de riego que han aumentado la productividad y las hectáreas de regadío. Es una envidia y un placer regar en pleno verano y contemplar cómo van los canales llenos de agua, desde los que se puede regar aplicando un sifón, directamente, o por aspersión. Y menos mal, porque sino fuera así, sería imposible seguir cultivando tanto regadío como existe actualmente. Yo me alegro, aunque considero que con tanta agua que lleva nuestro querido río Tera y por la orografía favorable del terreno, se podría regar todo el Valle si construyeran más canales. La zona es propicia para ello. Al fin y al cabo son los regadíos los que contribuyen a que la economía rural se mantenga. Los Poderes Públicos deberían tomar nota y pensar en la posibilidad de crear nuevas zonas de regadío porque el secano cada vez va a menos y no resulta rentable para el pequeño labrador. €1000io.