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QUIRUELAS DE VIDRIALES: CORTARSE EL HIPO ...

CORTARSE EL HIPO
Voy a poneros algo de lírica griega y castellana en un juego de espejos, a ver qué os parece. El primero es de la poetisa Safo de Lesbos (S VII a. d. C.), el segundo es un romance anónimo viejo, la ermita de San Simón, inundada de amor de pronto: un instante eterno de turbación.
I
En cuanto te veo mi voz se entrecorta,
la lengua se me traba,
un tenue fuego me recorre por debajo de la piel,
nada veo con los ojos, los oídos me zumban,
el sudor me inunda,
el temblor se apodera por completo de mí;
me quedo más pálida que la mies
y casi parezco muerta.
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II

Una ermita hubo en Quiruelas
llamada de la Asunción,
adonde todas las damas
iban a hacer oración.
Allá va la mi señora,
sobre todas la mejor:
Saya lleva sobre saya,
mantillo de un tornasol,
en la su boca muy linda
lleva un poco de dulzor,
en la su cara muy blanca
lleva un poco de color
y en los sus ojuelos garzos
lleva un poco de alcohol.
A la entrada de la ermita,
relumbrando como el sol,
el abad que dice la misa
no la puede decir, non;
monacillos que le ayudan
no aciertan responder, non:
por decir "amén, amén"
decían "amor, amor".