IN MEMERIAM
DE
EMIGDIO ESTEBAN
Recorderis mei, Emigdio,
ahora que estás en los cielos,
compartiendo con los ángeles
unas partidas de ensueño.
Tocarás la batería
en la orquesta angelical,
que animará con sus ritmos
a la corte celestial.
No te infundirán temor
los ángeles con sus alas,
como en este mundo traidor,
las avecillas te daban.
Espero que no te enfades
y que contengas tu ira,
porque allí, en el paraíso,
la paciencia es ley de vida.
Fuiste un hombre educado,
de modales muy correctos
aunque tu boca lanzase
ciertos vocablos de fuego.
El pájaro del dolor
puso su nido en tu pecho,
llenándolo de inquietudes,
de congoja y sufrimiento.
El pueblo de Revellinos
te echa mucho de menos,
pues fuiste hombre de bien
y todo un caballero.
Descansa en paz, buen amigo,
descansa en paz, compañero,
que tu paso al otro mundo,
dejó este mundo desierto.
FÉLIX DE REVELLERE
DE
EMIGDIO ESTEBAN
Recorderis mei, Emigdio,
ahora que estás en los cielos,
compartiendo con los ángeles
unas partidas de ensueño.
Tocarás la batería
en la orquesta angelical,
que animará con sus ritmos
a la corte celestial.
No te infundirán temor
los ángeles con sus alas,
como en este mundo traidor,
las avecillas te daban.
Espero que no te enfades
y que contengas tu ira,
porque allí, en el paraíso,
la paciencia es ley de vida.
Fuiste un hombre educado,
de modales muy correctos
aunque tu boca lanzase
ciertos vocablos de fuego.
El pájaro del dolor
puso su nido en tu pecho,
llenándolo de inquietudes,
de congoja y sufrimiento.
El pueblo de Revellinos
te echa mucho de menos,
pues fuiste hombre de bien
y todo un caballero.
Descansa en paz, buen amigo,
descansa en paz, compañero,
que tu paso al otro mundo,
dejó este mundo desierto.
FÉLIX DE REVELLERE