Ayer estuve en Riego, apenas unas horas. Fui a llevar a mi hijo el mayor y a recoger al pequeño. Hoy hemos vuelto a Bilbao por unos días: son fiestas en Getxo y tenemos turno de txosna. Ayer por la terde, después del viaje, a última hora, me senté (mejor dicho, recosté) en un viejo sillón de mimbre en el corral de mi suegra. Se estaba bien. Yo diría que muy bien. Soplaba una brisa tenue y en la lejanía el cuco se hacía notar. Me quedé frito, como un bebé. Cuando desperté, casi en estado de coma, subí las escaleras, lentamente, abrí las persianas y me desplomé rendido en la cama. Esta mañana me despertaron por este orden: 1. La suave y fresca brisa mañanera (no olvidar que dejé las ventanas abiertas). 2. Un rebaño de ovejas que, aunque pasaba por la vereda y mi ventana da al corral, balaba y balaba. 3. Las palomas (o palomos) que tienen su lugar favorito de reunión (y de otras cosas) en el tejado de mi casa, apenas unos centímetros por encima de mi cabeza. 4. Un gallo que, en la lejanía, no paraba de cantar (Nadie se ha preocupado de decir a los gallos que no es necesario que sigan cantando cuando ya ha amanecido) 5. Un mosquito cabrón que me ha picado en la pantorrilla (¡Ya te habrá costado, ya, cabronazo!) 6. Mi suegra, que se ha levantado pronto para "remeger" en el corral,,,,,
En fin... pese a todo ésto.... y como diría el poeta, precisamente gracias a todo ésto, BIENVENIDOS AL PARAISO.
En fin... pese a todo ésto.... y como diría el poeta, precisamente gracias a todo ésto, BIENVENIDOS AL PARAISO.