Hola chicos
El pasado Viernes fui al pueblo para recoger a mi familia y traerla de vuelta a casa. El Domingo por la mañana, antes del viaje de regreso, pasé a saludar a Luis, un chaval de Riego que, por circunstancias de la vida, vive en Fontanillas. Estaba cuidando sus ovejas y pasé un rato cojonudo con él, charlando de lo divino y de lo humano, ah, y de unas alpacas de paja que habían ardido toda la noche en Fontanillas. Posteriormente fui donde Lorenzo a por pan para los bocatas y allí, nuevamente, charla. Cuando llegué a casa todos me estaban esperando, alguno incluso estaba nervioso por si me hubiera pasado algo, como si no supieran que, misteriosamente, en Riego, cuando uno sale a hacer algo, el tiempo se detiene. Allí nadie tiene prisa o parece no tenerla. Cuando alguien te intercepta por la calle, la variable tiempo deja de tener sentido y nosotros, los "urbanitas", con nuestras neuras y nuestras prisas, nuestros horarios y nuestras mandangas, sufrimos como perros hasta que la realidad finalmente se impone. NO SE PUEDE LUCHAR. Lo cojonudo es que no somos nuevos en la plaza, todos llevamos una porrada de años sufriendo lo mismo en las mismas fechas. Bueno... todos no, mis cuñados son unos artistas cambiando el chip. Lo hacen en cuanto se bajan del coche, je je. Y bien que los envidio.
El pasado Viernes fui al pueblo para recoger a mi familia y traerla de vuelta a casa. El Domingo por la mañana, antes del viaje de regreso, pasé a saludar a Luis, un chaval de Riego que, por circunstancias de la vida, vive en Fontanillas. Estaba cuidando sus ovejas y pasé un rato cojonudo con él, charlando de lo divino y de lo humano, ah, y de unas alpacas de paja que habían ardido toda la noche en Fontanillas. Posteriormente fui donde Lorenzo a por pan para los bocatas y allí, nuevamente, charla. Cuando llegué a casa todos me estaban esperando, alguno incluso estaba nervioso por si me hubiera pasado algo, como si no supieran que, misteriosamente, en Riego, cuando uno sale a hacer algo, el tiempo se detiene. Allí nadie tiene prisa o parece no tenerla. Cuando alguien te intercepta por la calle, la variable tiempo deja de tener sentido y nosotros, los "urbanitas", con nuestras neuras y nuestras prisas, nuestros horarios y nuestras mandangas, sufrimos como perros hasta que la realidad finalmente se impone. NO SE PUEDE LUCHAR. Lo cojonudo es que no somos nuevos en la plaza, todos llevamos una porrada de años sufriendo lo mismo en las mismas fechas. Bueno... todos no, mis cuñados son unos artistas cambiando el chip. Lo hacen en cuanto se bajan del coche, je je. Y bien que los envidio.