La chivata de mi cuñada anda de mensajera y ya nos veremos las caras, ya... Al resto de los mortales y, en concreto, a los que opinan que un cumpleaños mío hay que celebrarlo, puesssss.... gracias, de corazón. Yo, en mi infinita inocencia no creo que deba celebrar mi deterioro físico y mental con un brindis engañadizo y complaciente cuando el paso del tiempo deja este cuerpo que, hace tiempo, lucía lozano y tierno, para el arrastre. Yo, aunque no lo creáis, no nací así. Una vez tuve ricitos que llenaban mi cabeza, rubios para más INRI. Guapo no fui nunca pero sí resultón y las madres me confíaban a sus hijas porque opinaban que ellas estarían seguras conmigo.... ¡y encima tenían razón las muy condenadas!. En fin, pelillos a la mar, cincuenta y dos castañazos en la línea de flotación.
Después de este flagelamiento público, gracias a todos por vuestra comprensión.
Snif, cómo se deterioran los cuerpos.
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