Ahí están, aparcaditos, sólo les falta un braserito, el tapete y, ¡hala, a jugar la partidita. Es la
tienda de Lawrence, hace cuatro días eran sus padres los que salían en esta misma
foto. ¡Qué rápido pasa todo! Olor a regaliz, a patatas fritas, a madalenas, a pimentón...... olor a sabiduría.