RIEGO DEL CAMINO: Mi amigo Ramiro....

Mi amigo Ramiro.
Ahí lo tienen, es mi amigo Ramiro. Falleció hace unos días a los muy fecundos 91 años. Los que le conocían bien decían de él que era un gran contador de historias, los que le conocíamos menos nos referimos siempre a él como un gran novelista.
En mi juventud, hace ya demasiados años para acordarme bien, Ramiro dio una charla en el instituto donde yo estudiaba. Fue una charla distendida en la que Ramiro nos habló de su vida, que era la vida de nuestros padres, de la emigración, de la posguerra, de la pobreza, del honor.... es decir, se trató de una visita donde no habló de estilo literario ni de editoriales ni de premios sino de la vida, una vida, que era la suya, dura como pocas, en un lugar pequeño, Getxo, en unos años donde la escasez era obscena. En aquella charla Ramiro nos trató como adultos y nos dio mucha caña, no le recuerdo una sola sonrisa ni una sola concesión... ni una broma, ni un titubeo, ni una ironía.... al pan pan y al vino como locos... y "al que le joda lo que digo, que se joda". Seco, adusto, duro como el pedernal... fiel reflejo de una época. Recuerdo que, en mi inocencia, le hice una pregunta: "Ramiro, qué quieres enseñarnos en tus novelas?" Silencio en la sala, gesto grave, mirada penetrante y respuesta lapidaria: "Yo no pretendo enseñarte nada, para eso están tus padres" Glup, suspiro profundo, carrillos ardiendo y... a otra cosa mariposa.
El mosqueo por aquella respuesta me duró un tiempo pero con los años me dí cuenta de que tenía razón y no se lo he tenido muy en cuenta. Ahora ya no está con nosotros. Algunas veces le vi pasear por el Puerto Viejo, con su boina, con su abrigo oscuro.... pero no me atreví a importunarle. Ya no lo hará más.
Ramiro Pinilla.... se fue un gran tipo. Agur.