ZAMORA, ICAL Joaquín Tapioles es un zamorano que tiene como profesión la crianza de ovejas pero en sus ratos libres se dedica varias horas al día desde que era pequeño a mirar las estrellas desde San Agustín del Pozo.
Junto a su casa, a la entrada del pueblo, este pastor de 52 años de edad supervisa la descarga de diez toneladas de pienso en un silo. «Las aficiones están muy bien pero primero hay que trabajar para poder tenerla», comenta.
Tapioles lleva contemplando las estrellas, que eso significa etimológicamente la palabra «considerar», desde su más tierna infancia aunque «de pequeño se veían más que ahora» aludiendo a la menor contaminación lumínica.
En el pueblo y, sobre todo, en el mundillo astronómico internacional, Joaquín es conocido como «El pastor galáctico», denominación que él mismo ha fomentado y que, por impactante, no se olvida. «Lo del pastor galáctico salió de mí. En los foros no se creían que yo fuese ganadero de ovejas y supiera algo de esto. La gente del pueblo ya sabía de mi afición porque cuando salía al campo con las ovejas me llevaba libros y revistas y siempre salía el tema. Después, cuando empecé a construir el observatorio, pensaron que era un silo para el pienso, después que si era algo para curar chorizos. Al final, salió esto», dice entre risas. «No deja de ser una curiosidad que el único observatorio que había en Zamora lo hubiese construido un pastor», reconoce.
El «pastor galáctico» abre la tronera para hacer una demostración de las posibilidades de su obra y prepara el telescopio tipo 2, «con una montura normal, pero es muy potente para cielo profundo porque tiene 30 centímetros de diámetro, tiene poco foco y da más luminosidad», según explica.
El equipo óptico queda completado con un ordenador, una cámara digital, un amplio juego de filtros y de oculares y otros dos telescopios refractores, «de 150 milímetros, foco 8, y otro de 120, foco 5, para observación con mis amigos en el campo y para exhibiciones por los pueblos», puntualiza. El pastor saca con cuidado los pernos que sujetan la cúpula para hacer una demostración de cómo puede moverse 360 grados con facilidad, gracias a los rodamientos que él mismo colocó. «La NASA y la Agencia Espacial Europea nos piden ayuda con cierta frecuencia porque no pueden cubrir todo el campo. Piensa que un aficionado australiano descubrió con un telescopio normal y corriente que un asteroide se había estrellado con Júpiter y la NASA apuntó el Hubble hacia ese punto para ver el punto de impacto. Si llega a dar contra la Tierra, la barre», explica. Joaquín Tapioles tiene sus preferencias en cuanto al objeto de sus estudios, dedicándose, sobre todo, a los cometas. El pasado día 26 de enero, el pastor galáctico vivió la emoción de presenciar un fenómeno «parecido a una aurora boreal» y que no estaba pronosticado. «El Sol tiene mucha actividad pero no se había previsto por aquí nada parecido. Lo documento en mi blog (pastorgalactico. blogspot. com). Hay gente que piensa que fue un efecto óptico pero estoy seguro de que no porque se vio en varias partes y desaparecía en un lago para aparecer en otro», señala. Los aficionados coinciden al señalar que la provincia de Zamora tiene uno de los mejores cielos de Castilla y León para la observación astronómica pero se queja de que «de un tiempo a esta parte, nos están barriendo el cielo con las luces de los parques eólicos».
Junto a su casa, a la entrada del pueblo, este pastor de 52 años de edad supervisa la descarga de diez toneladas de pienso en un silo. «Las aficiones están muy bien pero primero hay que trabajar para poder tenerla», comenta.
Tapioles lleva contemplando las estrellas, que eso significa etimológicamente la palabra «considerar», desde su más tierna infancia aunque «de pequeño se veían más que ahora» aludiendo a la menor contaminación lumínica.
En el pueblo y, sobre todo, en el mundillo astronómico internacional, Joaquín es conocido como «El pastor galáctico», denominación que él mismo ha fomentado y que, por impactante, no se olvida. «Lo del pastor galáctico salió de mí. En los foros no se creían que yo fuese ganadero de ovejas y supiera algo de esto. La gente del pueblo ya sabía de mi afición porque cuando salía al campo con las ovejas me llevaba libros y revistas y siempre salía el tema. Después, cuando empecé a construir el observatorio, pensaron que era un silo para el pienso, después que si era algo para curar chorizos. Al final, salió esto», dice entre risas. «No deja de ser una curiosidad que el único observatorio que había en Zamora lo hubiese construido un pastor», reconoce.
El «pastor galáctico» abre la tronera para hacer una demostración de las posibilidades de su obra y prepara el telescopio tipo 2, «con una montura normal, pero es muy potente para cielo profundo porque tiene 30 centímetros de diámetro, tiene poco foco y da más luminosidad», según explica.
El equipo óptico queda completado con un ordenador, una cámara digital, un amplio juego de filtros y de oculares y otros dos telescopios refractores, «de 150 milímetros, foco 8, y otro de 120, foco 5, para observación con mis amigos en el campo y para exhibiciones por los pueblos», puntualiza. El pastor saca con cuidado los pernos que sujetan la cúpula para hacer una demostración de cómo puede moverse 360 grados con facilidad, gracias a los rodamientos que él mismo colocó. «La NASA y la Agencia Espacial Europea nos piden ayuda con cierta frecuencia porque no pueden cubrir todo el campo. Piensa que un aficionado australiano descubrió con un telescopio normal y corriente que un asteroide se había estrellado con Júpiter y la NASA apuntó el Hubble hacia ese punto para ver el punto de impacto. Si llega a dar contra la Tierra, la barre», explica. Joaquín Tapioles tiene sus preferencias en cuanto al objeto de sus estudios, dedicándose, sobre todo, a los cometas. El pasado día 26 de enero, el pastor galáctico vivió la emoción de presenciar un fenómeno «parecido a una aurora boreal» y que no estaba pronosticado. «El Sol tiene mucha actividad pero no se había previsto por aquí nada parecido. Lo documento en mi blog (pastorgalactico. blogspot. com). Hay gente que piensa que fue un efecto óptico pero estoy seguro de que no porque se vio en varias partes y desaparecía en un lago para aparecer en otro», señala. Los aficionados coinciden al señalar que la provincia de Zamora tiene uno de los mejores cielos de Castilla y León para la observación astronómica pero se queja de que «de un tiempo a esta parte, nos están barriendo el cielo con las luces de los parques eólicos».