El matrimonio formado por Santiago Fernández y Elvira Fernández, de San Juan del Rebollar y San Cristóbal de Aliste, junto a su hija Analía, en el mirador del Pizarro.
Santiago Fernández y Elvira Fernández cumplen su sueño de regresar a su tierra con su hija sesenta años después de emigrar a Argentina
B. Blanco García
«Siempre encontrábamos alguna excusa para no hacer este viaje, primero los hijos, luego los nietos... pero Zamora siempre estaba en nuestra mente». El matrimonio formado por Santiago Fernández, natural de San Juan del Rebollar, y Elvira Fernández, de San Cristóbal de Aliste, ha cumplido sesenta años después de emigrar a Argentina su sueño de volver a su tierra, gracias a la Operación Añoranza de la Diputación Provincial.
A pesar de las dificultades sufridas, ambos se sienten afortunados porque cruzaron el océano con su familia. Ella con sus padres y su hermano y él con su hermana tras el fallecimiento de su madre, porque el progenitor llevaba años en Argentina «enviándonos plata para que sobreviviéramos aquí», recuerda Santiago, quien reconoce que se emocionó cuando regresó a su pueblo y una prima le reconoció. «El cambio es absoluto, como de la noche a la mañana», compara. Su mujer, por su parte, recuerda que cuando emigró no había ni luz ni agua corriente ni baño. «Yo era bien pequeña, pero recuerdo ir con el cántaro a por agua a la fuente», asegura.
Además, fue Buenos Aires quien los unió hace ya más de medio siglo, a través de sus respectivos hermanos. «Mi hermano Cándido conoció a su hermana, Maximina, en el Centro Zamorano de Buenos Aires. Cuando dijeron que se casaban se presentaron las familias y yo le dije a mi madre que sentía como que a Santiago lo conociera de siempre. Al poco tiempo nos hicimos novios», explica Elvira. Cuñados y matrimonio a la vez, Santiago sacó a la familia adelante como chapista de automóvil. «Esperaba que se chocaran los coches para trabajar y nunca necesité propaganda para ganarme el sueldo», subraya.
En su viaje les ha acompañado su hija Analía. «Ella fue quien más nos animó», confiesa Elvira. A su otro hijo, Jorge Luis, «le habría encantado venir, porque estudió Arquitectura y habría disfrutado con todos los edificios antiguos que hay en Zamora. Al menos le llevamos muchas fotos para que vea todo esto».
Hoy dejan la capital para continuar descubriendo el resto de la comunidad. Segovia y Ávila están entre sus planes, aunque también pretenden sacar tiempo para pasear por las calles de Barcelona o Madrid antes de coger el avión el próximo 22 de septiembre para volver a viajar al otro lado del Atlántico esta vez con la maleta cargada de buenos recuerdos.
Visita a las Cortes de Castilla y León
La última parada de los 16 integrantes zamoranos de las operaciones Raíces y Añoranza fue Valladolid, donde visitaron las instalaciones de la Junta y las Cortes de Castilla y León, donde fueron recibidos por la presidenta, María Josefa García Cirac.
Santiago Fernández y Elvira Fernández cumplen su sueño de regresar a su tierra con su hija sesenta años después de emigrar a Argentina
B. Blanco García
«Siempre encontrábamos alguna excusa para no hacer este viaje, primero los hijos, luego los nietos... pero Zamora siempre estaba en nuestra mente». El matrimonio formado por Santiago Fernández, natural de San Juan del Rebollar, y Elvira Fernández, de San Cristóbal de Aliste, ha cumplido sesenta años después de emigrar a Argentina su sueño de volver a su tierra, gracias a la Operación Añoranza de la Diputación Provincial.
A pesar de las dificultades sufridas, ambos se sienten afortunados porque cruzaron el océano con su familia. Ella con sus padres y su hermano y él con su hermana tras el fallecimiento de su madre, porque el progenitor llevaba años en Argentina «enviándonos plata para que sobreviviéramos aquí», recuerda Santiago, quien reconoce que se emocionó cuando regresó a su pueblo y una prima le reconoció. «El cambio es absoluto, como de la noche a la mañana», compara. Su mujer, por su parte, recuerda que cuando emigró no había ni luz ni agua corriente ni baño. «Yo era bien pequeña, pero recuerdo ir con el cántaro a por agua a la fuente», asegura.
Además, fue Buenos Aires quien los unió hace ya más de medio siglo, a través de sus respectivos hermanos. «Mi hermano Cándido conoció a su hermana, Maximina, en el Centro Zamorano de Buenos Aires. Cuando dijeron que se casaban se presentaron las familias y yo le dije a mi madre que sentía como que a Santiago lo conociera de siempre. Al poco tiempo nos hicimos novios», explica Elvira. Cuñados y matrimonio a la vez, Santiago sacó a la familia adelante como chapista de automóvil. «Esperaba que se chocaran los coches para trabajar y nunca necesité propaganda para ganarme el sueldo», subraya.
En su viaje les ha acompañado su hija Analía. «Ella fue quien más nos animó», confiesa Elvira. A su otro hijo, Jorge Luis, «le habría encantado venir, porque estudió Arquitectura y habría disfrutado con todos los edificios antiguos que hay en Zamora. Al menos le llevamos muchas fotos para que vea todo esto».
Hoy dejan la capital para continuar descubriendo el resto de la comunidad. Segovia y Ávila están entre sus planes, aunque también pretenden sacar tiempo para pasear por las calles de Barcelona o Madrid antes de coger el avión el próximo 22 de septiembre para volver a viajar al otro lado del Atlántico esta vez con la maleta cargada de buenos recuerdos.
Visita a las Cortes de Castilla y León
La última parada de los 16 integrantes zamoranos de las operaciones Raíces y Añoranza fue Valladolid, donde visitaron las instalaciones de la Junta y las Cortes de Castilla y León, donde fueron recibidos por la presidenta, María Josefa García Cirac.