Los que trabajamos para Libertad Digital, al menos los que lo hacemos en provincias, llevamos más de un mes evitando dejarnos ver demasiado por la calle. No es por un problema puntual de misantropía, sino porque el ímpetu con que la gente te pregunta cómo van a poder escuchar a Federico (y a César y a Luis) a partir de septiembre está empezando a entrar en terrenos que ponen en peligro tu integridad personal. Dios los bendiga, claro, pero estar en El Corte Inglés rodeado por varias personas que de ... (ver texto completo)