Nací ayer por la tarde pero tuve suerte. Desde que tengo recuerdo escribo. Antes en cuadernos, ahora en editores de texto. Tener tan claro lo que se quiere hacer con la vida conlleva dos cosas: la primera, que seguramente termines por conseguirlo; la otra que para bien o para mal no sepas hacer nada más. La curiosidad por Internet me hizo subirme a un tren entonces algo frío, pero que parecía el único donde abrir nuevas vías. Siete años después la red está casi templada y yo me siento en el mejor momento. Rodeado de profesionales con tanto que enseñarme mientras intento explicarles en qué consisten todos estos ‘chismes’ de los que ya soy adicto. Supongo que como ha sido siempre, pero proyectado en mí mismo.