"En un avión viajan cuatro personas: Obama, Berlusconi, el Papa y un joven. El avión va a sufrir un accidente y sólo hay tres paracaídas, por lo que se los tienen que repartir. Primero salta el hombre más poderoso del mundo, Obama, después el hombre más inteligente de Europa, Berlusconi, y después el hombre más santo, que sería el Papa. Pero éste, en un ejemplo de sacrifico, le ofrece su paracaídas al joven. A lo que el joven le responde: no se preocupe santidad que quedan dos paracaídas porque el hombre más inteligente de Europa ha saltado con mi mochila".