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Los viticultores del alfoz se quejan de la «falta de rentabilidad» del cultivo de la uva
La Bodega Liberalia rinde un homenaje a un grupo de veteranos productores de varios municipios pertenecientes a la DO de Toro
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Un momento del almuerzo celebrado tras el homenaje.
Foto M. C.
MULTIMEDIA
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M. C. Un grupo de viticultores veteranos de diferentes municipios pertenecientes a la Denominación de Origen Toro recibieron ayer un homenaje en la Bodega Liberalia Enológica, que contó también con la presencia de algunos escolares, que plantaron unas cepas junto a los homenajeados. En el transcurso de la convivencia los asistentes dejaron ver su pesar por la «falta de rentabilidad» del cultivo y resaltaron los cambios surgidos en el sector.

La jornada de convivencia finalizó con un almuerzo y con música flamenca, interpretada por Paco Bielva y El Churre a la guitarra, y Feliciano Aparicio, de El Pego, al cante. El propietario de la Bodega Liberalia, Juan Antonio Fernández, confesó que el acto de ayer hacía realidad «una vieja idea», la de «hacer un homenaje a los viticultores veteranos, que llevan toda la vida pasando fatigas y trabajando la viña», a lo que añadió que «si no fuera por ellos no hubiéramos heredado estas viñas y estos vinos de Toro, que están ahora por todo el mundo». Fernández explicó, además, que la Bodega había querido «conmemorar el acto con un monolito».

En las instalaciones de Liberalia se reunió más de una docena de viticultores, cada uno perteneciente a un término municipal de la D. O. Toro, que enseñaron a otros tantos escolares a plantar una cepa. Los estudiantes pertenecían a los colegios públicos de Toro, Magdalena de Ulloa, Virgen del Canto y Hospital de la Cruz, así como al colegio de Morales de Toro, y mostraron «bastante interés, o al menos curiosidad», aseguró otra de las responsables de la Bodega, Beatriz Fernández, quien incidió en la necesidad de que «conozcan lo de antes y puedan valorarlo, porque hay que seguir respetando la tradición». Por lo que respecta a los viticultores, los asistentes fueron Jerónimo Freile, de Moraleja; Enrique Amigo, de Argujillo; Arístides Riesco, de El Pego; Ireneo Hernández, de Villabuena del Puente; Ramón Santamaría, de Venialbo; Eugenio García, de Valdefinjas; Luis Segovia, de Morales de Toro; José González, de San Miguel de la Ribera; Hermenegildo García, de Toro; Pablo Correa, de La Bóveda de Toro; Martín Mersán, de El Piñero, y Florencio Sánchez, de Sanzoles. Además, también estuvieron presentes, en representación del Ayuntamiento de Toro, las concejales de Cultura, Mª Canto Marcos, de Festejos, Francisca Hernández, y de Tagarabuena, Angelina Conde, así como el alcalde de Morales de Toro, Luis Segovia.

Por su parte, los viticultores mostraron su satisfacción por el homenaje y no dudaron en señalar la importancia de que los niños aprendan cómo se cultivaban las viñas antiguamente. Así, Hermenegildo García, de 89 años, es un viticultor toresano que lleva toda su vida dedicado a la viticultura, de forma que incluso asegura que «a mí me salieron los dientes y ya estaba empezando a hacer vino», porque ayudaba a su padre desde que tenía ocho años, y aún sigue, «este año todavía he plantado unas vides y he hecho algo de vino». No obstante, afirmó que se ha experimentado un «cambio abismal», ya que «antes se empleaba un sistema antiguo para hacer el vino, y ahora todo se basa en la química». Lo que no ha cambiado, según su opinión, es que «Toro tiene las mejores uvas del mundo». Pero aunque las características han cambiado mucho y se emplean «los métodos más modernos», aunque aseguró que «el cambio no ha sido en beneficio de los agricultores».

Por lo tanto, admitió que la viticultura «no es rentable», y comentó que «este año las uvas han estado despreciadas». Como motivos señaló la crisis, o el que los jóvenes beban menos vino, pero también concluyó que «de esto tenemos la culpa nosotros, que no hemos sabido evolucionar», y de esta forma, «para el agricultor no es rentable el cultivo de la viña, sino sólo para el bodeguero, porque el productor va a la cantidad, y el bodeguero va a la calidad, y son dos intereses contrapuestos».

Muy similar es la opinión de Eugenio García, de Valdefinjas, quien fue, a sus 63 años, el viticultor más joven de cuantos fueron homenajeados. Recordó que es viticultor desde que era pequeño, y señaló que «ha cambiado el cien por cien, porque antes era todo a mano, era muy duro y se trabajaba muchísimo, y ahora es todo mecánico», lo que ha hecho que se ahora se produzca mucho y se haya mejorado la tecnología. También comentó que ha sido muy útil la promoción de los vinos de Toro, sobre todo con las medallas otorgadas por Robert Parker.

Por otra parte, indicó que la producción ahora «es excesiva», y en cuanto a la rentabilidad, reconoció que «la mayor parte las paga a un precio muy bajo, por lo que no es muy rentable para el que tenga que pagar mano de obra». Sin embargo, confesó que en Valdefinjas «estamos bien porque las bodegas que hay allí nos las pagan regular». Por lo que respecta al futuro de la viticultura, aseguró que «mientras nos cojan las uvas, no estamos mal», y si se exporta mucho vino «a lo mejor se puede tirar hacia adelante». Además, señaló que no hay muchas personas que estén interesadas en continuar con la viticultura.