Han pasado más de 50 años, pero Isabel Pacheco aún no ha olvidado el llanto de las dos niñas a las que dio a luz en junio de 1950 en el Hospital Civil de Málaga. Ese llanto y los comentarios de las monjas que le asistían en el parto es lo único que conserva de aquellas criaturas a las que jamás besó ni abrazó. Horas después de dar a luz le comunicaron que los bebés habían fallecido y que, incluso, ya habían sido enterrados. La documentación reunida ahora apunta a que eso era falso. Por eso, su hijo Andrés ha interpuesto una denuncia por "secuestro y falsedad documental".
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En su ficha médica un burdo tachón no impide leer: "Partos anteriores: 2 gemelas"
Isabel residía en 1950 en Cártama (Málaga) y mantenía relaciones con Juan Pacheco, un chico del mismo pueblo. Fruto de esas relaciones, ella quedó embarazada cuando apenas tenía 16 años. No estaban casados. Llegado el momento del parto, a mediados de junio, la joven ingresó en el Hospital Provincial de Málaga.
"Mi padre quería haberse quedado en el hospital acompañando a mi madre, pero los médicos se lo impidieron alegando que el momento del parto era incierto. Por eso, le aconsejaron que se fuera a casa y que regresara al día siguiente", relata Andrés.
Al poco de marcharse Juan, Isabel empezó a dar a luz. Recuerda, pese al tiempo transcurrido, cómo oyó el llanto de una niña y los comentarios de las monjas -de la congregación de las Hijas de la Caridad- acerca de que tenía a otra segunda en su vientre. Al poco, en efecto, escuchó el lloro de esa otra chiquilla. A la joven madre, jamás le trajeron a sus hijas a la habitación.
A la mañana siguiente, Juan telefoneó al hospital para saber cómo estaba su novia. Le dijeron que había dado a luz a gemelas y que tanto ellas como su madre estaban bien. "Mi padre, lleno de alegría, dio la buena noticia a sus padres y a los padres de mi madre. Todos juntos se fueron tan contentos al hospital, a donde llegaron a mediodía", relata Andrés.
Sin embargo, el novio de Isabel y el resto de la familia recibieron un terrible mazazo: la gerencia del hospital les dijo que Isabel estaba bien, pero que "las niñas habían fallecido y las habían enterrado esa misma mañana, aprovechando que había habido otro fallecimiento" y que a las gemelas las habían sepultado junto a ese otro cadáver. "Ni mis padres ni mis abuelos se mostraron conformes con tales explicaciones. Lógicamente, exigieron ver los cadáveres de las gemelas. Pero el personal del hospital les replicó que no había ninguna solución al caso. Incluso llegaron a amenazarlos diciéndoles que lo mejor es que se fueran a casa porque allí no había nada que buscar ni que reclamar", explica Andrés. Ese mismo día, la familia regresó a su domicilio desconcertada por la extraña actitud de facultativos y empleados.
A fuerza de darle vueltas al asunto, Juan llamó en reiteradas ocasiones al Hospital Civil de Málaga y siempre recibió evasivas y amenazas. Harto de todo, se presentó a los tres días del parto en el hospital reclamando un justificante del ingreso de Isabel, pero se volvió a casa con las manos vacías: le dijeron que no había la menor constancia de que hubiera sido atendida allí.
Tras el duro trance vivido, Juan e Isabel decidieron casarse por la Iglesia dos meses después. Al poco, ella volvió a quedarse embarazada. Llegado el momento del alumbramiento, fue al Hospital Civil de Málaga, donde el 10 de octubre de 1951 dio a luz a un niño -el primero de los ocho hijos con que cuenta en la actualidad- asistida por Pepita García y María Lorenza Marín. Con ocasión de su ingreso, alguien abrió una ficha médica de la paciente en el que hay un apartado referido a "partos anteriores", en el que una mano desconocida escribió "dos gemelas hace un año". En ese documento, obtenido ahora por la familia, tal anotación es perfectamente legible pese a haber sido tachada. ¿Cómo figura ahí ese parto gemelar siendo que el hospital siempre había negado su existencia? Y ¿quién realizó aquella tachadura?
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En su ficha médica un burdo tachón no impide leer: "Partos anteriores: 2 gemelas"
Isabel residía en 1950 en Cártama (Málaga) y mantenía relaciones con Juan Pacheco, un chico del mismo pueblo. Fruto de esas relaciones, ella quedó embarazada cuando apenas tenía 16 años. No estaban casados. Llegado el momento del parto, a mediados de junio, la joven ingresó en el Hospital Provincial de Málaga.
"Mi padre quería haberse quedado en el hospital acompañando a mi madre, pero los médicos se lo impidieron alegando que el momento del parto era incierto. Por eso, le aconsejaron que se fuera a casa y que regresara al día siguiente", relata Andrés.
Al poco de marcharse Juan, Isabel empezó a dar a luz. Recuerda, pese al tiempo transcurrido, cómo oyó el llanto de una niña y los comentarios de las monjas -de la congregación de las Hijas de la Caridad- acerca de que tenía a otra segunda en su vientre. Al poco, en efecto, escuchó el lloro de esa otra chiquilla. A la joven madre, jamás le trajeron a sus hijas a la habitación.
A la mañana siguiente, Juan telefoneó al hospital para saber cómo estaba su novia. Le dijeron que había dado a luz a gemelas y que tanto ellas como su madre estaban bien. "Mi padre, lleno de alegría, dio la buena noticia a sus padres y a los padres de mi madre. Todos juntos se fueron tan contentos al hospital, a donde llegaron a mediodía", relata Andrés.
Sin embargo, el novio de Isabel y el resto de la familia recibieron un terrible mazazo: la gerencia del hospital les dijo que Isabel estaba bien, pero que "las niñas habían fallecido y las habían enterrado esa misma mañana, aprovechando que había habido otro fallecimiento" y que a las gemelas las habían sepultado junto a ese otro cadáver. "Ni mis padres ni mis abuelos se mostraron conformes con tales explicaciones. Lógicamente, exigieron ver los cadáveres de las gemelas. Pero el personal del hospital les replicó que no había ninguna solución al caso. Incluso llegaron a amenazarlos diciéndoles que lo mejor es que se fueran a casa porque allí no había nada que buscar ni que reclamar", explica Andrés. Ese mismo día, la familia regresó a su domicilio desconcertada por la extraña actitud de facultativos y empleados.
A fuerza de darle vueltas al asunto, Juan llamó en reiteradas ocasiones al Hospital Civil de Málaga y siempre recibió evasivas y amenazas. Harto de todo, se presentó a los tres días del parto en el hospital reclamando un justificante del ingreso de Isabel, pero se volvió a casa con las manos vacías: le dijeron que no había la menor constancia de que hubiera sido atendida allí.
Tras el duro trance vivido, Juan e Isabel decidieron casarse por la Iglesia dos meses después. Al poco, ella volvió a quedarse embarazada. Llegado el momento del alumbramiento, fue al Hospital Civil de Málaga, donde el 10 de octubre de 1951 dio a luz a un niño -el primero de los ocho hijos con que cuenta en la actualidad- asistida por Pepita García y María Lorenza Marín. Con ocasión de su ingreso, alguien abrió una ficha médica de la paciente en el que hay un apartado referido a "partos anteriores", en el que una mano desconocida escribió "dos gemelas hace un año". En ese documento, obtenido ahora por la familia, tal anotación es perfectamente legible pese a haber sido tachada. ¿Cómo figura ahí ese parto gemelar siendo que el hospital siempre había negado su existencia? Y ¿quién realizó aquella tachadura?