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SAN MIGUEL DE LA RIBERA: LA VIRGEN DORMIDA:...

LA VIRGEN DORMIDA:
Gracias, hermano, y adelante.
Chirrió de nuevo la carreta, y las mulas avanzaron valientes por el repecho.
Minutos después Sor Ana golpeaba tímidamente con el aldabón pesado del monasterio. El portero mandó pasar a las monjas, y aviso al Prior.
La joven Abadesa le contó quienes eran y a qué venian. El viejo fraile sonriendo alegre le dijo:
Bienvenidas, hermanas, a esta casa que desde hoy es suya. Descansen cuanto quieran, y rueguen a Dios por estos monjes que con tan estrechos lazos estan unidos a la Orden franciscana. El hermano portero las acompañará y les atenderá en todo.
Poco después, secas las ropas en una gran fogata de encina, desentumecidos los miembros con el calorcillo vivificante, y recuperadas las fuerzas con una cena frugal, pero sabrosa, las cinco Monjas dormían tranquilamente, soñando que bajaban a protejerlas los ángeles del cielo, que iban sembrando de rosas un camino. Al fin de ese camino, una Señora bellisima y santa, dormida como ellas en un lecho de encajes, las miraba con amor y sonreía.