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OCTAVIO Y YO NO ABANDONAMOS ESTE FORO, pese a quien pese y jorobe a quien joroba.
bueno veras OCTAVIO que algunos se informan muy bien del pueblo,,, ji ji ji yo no he participado me da la risa, cuando hay muchisimos y muchisimas que solo van a lo que es gratis.
Eso si es pena penita pena
bueno veras OCTAVIO que algunos se informan muy bien del pueblo,,, ji ji ji yo no he participado me da la risa, cuando hay muchisimos y muchisimas que solo van a lo que es gratis.
Eso si es pena penita pena
Para los padres que temen que su idealista hijo esté cambiando, aquí hay varios puntos de identificación.
1. Mi hijo cae en un aislamiento social
Los adolescentes a menudo se relacionan menos con la familia, y suelen recluirse en su habitación. Esto es normal, pero a veces es más lo que está pasando. Jean Tillie: “No se trata del hecho que alguien no tenga amigos, sino de la idea de sentirse solo en momentos decisivos.”
2. Mi hijo parece de pronto ser otro
Un cambio rápido de apariencia puede también ser una señal de radicalización. ¿Se deja de repente la barba y se viste con una chilaba? ¿O se rapa la cabeza y solo usa cazadoras de aviador y borceguíes? Tillie: “En mis tiempos existía el movimiento punk. El cambio de apariencia se realizaba con rapidez. Pero obviamente hay más que eso. Si eres un punk radical y tocas música y pintas cuadros, es algo muy distinto que volverse políticamente activo.”
3. Las calificaciones del colegio bajan
Es lógico que un joven deposite toda su energía en sus ideales extremos, y que las calificaciones bajen. Pero esto no tiene que ser siempre así. Tillie era una de esas excepciones. “Cuando me radicalicé a los 17 años, dediqué menos tiempo al colegio, pero sacaba las mismas calificaciones.” Y para mayor claridad: malos resultados en el colegio no siempre indican automáticamente una radicalización.
1. Mi hijo cae en un aislamiento social
Los adolescentes a menudo se relacionan menos con la familia, y suelen recluirse en su habitación. Esto es normal, pero a veces es más lo que está pasando. Jean Tillie: “No se trata del hecho que alguien no tenga amigos, sino de la idea de sentirse solo en momentos decisivos.”
2. Mi hijo parece de pronto ser otro
Un cambio rápido de apariencia puede también ser una señal de radicalización. ¿Se deja de repente la barba y se viste con una chilaba? ¿O se rapa la cabeza y solo usa cazadoras de aviador y borceguíes? Tillie: “En mis tiempos existía el movimiento punk. El cambio de apariencia se realizaba con rapidez. Pero obviamente hay más que eso. Si eres un punk radical y tocas música y pintas cuadros, es algo muy distinto que volverse políticamente activo.”
3. Las calificaciones del colegio bajan
Es lógico que un joven deposite toda su energía en sus ideales extremos, y que las calificaciones bajen. Pero esto no tiene que ser siempre así. Tillie era una de esas excepciones. “Cuando me radicalicé a los 17 años, dediqué menos tiempo al colegio, pero sacaba las mismas calificaciones.” Y para mayor claridad: malos resultados en el colegio no siempre indican automáticamente una radicalización.