SAN MIGUEL DE LA RIBERA: Sin empleo por mis hijos...

Sin empleo por mis hijos
Nueve de cada diez mujeres con descendientes a cargo sienten discriminación en procesos de selección laboral
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Una mujer sentada en un banco mientras observa un parque infantil de la capital. Foto Emilio Fraile
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LUIS GARRIDO Cualquier persona tiene difícil a día de hoy encontrar un empleo, pero la situación se complica al ser mujer, independiente y con hijos a cargo. El 88% de las mujeres zamoranas que encabezan familias monoparentales afirman sentir discriminación cuando exponen sus cargas personales en el proceso de selección para un empleo. Una cifra que, aunque por debajo de la media nacional, sigue siendo muy preocupante para el conjunto de ciudadanas de la provincia.

Un informe sobre la mujer con responsabilidades familiares no compartidas y empleo publicado por la Fundación Adecco arroja unos datos no demasiado halagüeños para este perfil de población activa que cada vez es más importante en número en la provincia. Así, el llamado núcleo familiar tradicional ha evolucionado y solo en la última década se ha incrementado un 299% el número de familias monoparentales encabezadas por madres solteras. Unas mujeres que, a la hora de acudir en busca de un empleo, ven cómo no se les trata con el mismo rasero que a un hombre o incluso a una mujer casada.

Diseccionando el perfil de este tipo de cabeza de familia, aparece que una cuarta parte de las zamoranas que cuidan solas a sus hijos se encuentra en situación de desempleo. Por contra, el 65% tiene trabajo y tan solo un diez por ciento afirma ser inactiva. Además, dentro de las desempleadas, son más del setenta por ciento las que se han visto en esta situación por motivo de expedientes de regulación, despidos o finalizaciones de contrato, mientras que el resto han renunciado voluntariamente a su empleo o se encuentran buscándolo tras haber firmado su divorcio con un cónyuge del que dependían económicamente.

Resulta llamativo, no obstante, que seis de cada diez mujeres cabeza de familia que se encuentran sin empleo llevan en esta situación más de un año. Un dato que deja al descubierto la dificultad que para ellas supone optar a un puesto de trabajo cuando explican su situación personal. No obstante, también existe un 11% de las mujeres que opina que su problema es un problema de la crisis que castiga a todos los sectores de la población y que ellas no son una excepción.

Según el informe de Adecco, la estructura más habitual de la familia monoparental que encabeza una mujer en la provincia es la compuesta por una madre y un único hijo económicamente dependiente y que se repite en cinco de cada diez personas encuestadas. El treinta por ciento tiene dos hijos, el diez por ciento tiene tres y el resto son núcleos formados por la mujer y cuatro o más descendientes, en todos los casos dependientes económicamente.

Con lo que respecta a la edad, este estudio revela que las mujeres con responsabilidades no compartidas son en su mayoría personas de entre 36 y 46 años (43%), seguidas de las que tienen entre 26 y 35 años (25%) y las más jóvenes de entre 17 y 25 (24%), que son las que más han crecido exponencialmente en los últimos años y cuya base formativa a menudo supone un problema a la hora de encontrar un empleo para subsistir.

De hecho, en lo referente a este aspecto, las madres que cuidan solas a sus hijos rara vez poseen títulos universitarios. En contraposición, los estudios técnicos (módulos), secundarios o elementales son los que acreditan más de un ochenta por ciento de estas cabezas de familia.

A menudo, la situación de estas zamoranas se agrava por la necesidad urgente de encontrar ingresos económicos. Es lo que afirman un 95% de las encuestadas, que ven cómo llegan los recibos de la casa y de los niños y no hay suficiente dinero en la cartilla para hacerles frente. Ya de manera muy secundaria, algunas han declarado otro tipo de motivaciones para buscar empleo, como es el riesgo de exclusión social o carencias de autoestima e incluso depresión.

El estudio revela, en definitiva, que las zamoranas, sean madres solteras, divorciadas o viudas, con hijos a su cargo, cada vez tienen más difícil entrar en el mercado laboral y eso, a menudo, les lleva a la falta de liquidez y a la exclusión social. Un problema cada vez más habitual en esta sociedad en la que la institución familiar cambia a marchas forzadas.