SAN MIGUEL DE LA RIBERA: Fin de la temporada taurina...

Fin de la temporada taurina
El colombiano César Valencia, triunfador de la tarde al recibir dos orejas y un rabo en San Miguel de la Ribera l Los novillos impidieron un mayor lucimiento de los toreros

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Joselillo ejecuta un pase en la plaza de San Miguel de la Ribera. Foto Emilio Fraile
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F. P. Plaza de Toros de San Miguel de la Ribera.

Festival taurino sin picadores.

Casi lleno en tarde muy agradable que se tornó fría al final del festejo.

4 novillos de Valrubio, bien presentados pero flojos y sin clase.

Domingo López Chávez: 2 orejas.

Joselillo: oreja.

Damián Castaño: silencio.

César Valencia: 2 orejas y un rabo.

Llega el otoño y el veranillo de San Miguel hace un hueco en el fresco otoño para presenciar el último festejo de la temporada que, otros años, se disputaba con Fuentespreadas, pero la crisis ha dejado solo a este pueblo cercano a Fuentesaúco que rezuma toros por los cuatro costados. Encierros de campo y urbanos, espectáculo de cortes y ayer un festival taurino sin picadores componen las fiestas de este pueblo que fue el primero (o uno de los primeros) en considerar la fiesta de los toros como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

No es extraño, que la plaza estuviera casi llena de vecinos y de gente llegada de otros puntos de la provincia e incluso de Salamanca para presenciar un festejo con tres matadores y un novillero con caballos dispuestos a dar satisfacción a todos los «ribereños». Si la alegría no fue completa, echémosle la culpa a los Vega-Villar de Valrubio que dejaron mucho que desear. Los dos primeros, con buena presencia pero flojos. El tercero, el más entipado, no tuvo clase y el cuarto, el más chico, apenas se prestó al lucimiento.

El salmantino López Chávez estuvo muy sobrado toda la tarde, desde el recibo con el capote en verónicas de mucho gusto y en chicuelinas ceñidas. Brinda al público y el inicio de su trasteo choca con la debilidad de su oponente y la intransigencia de una parte del público hasta que logra acoplarse y acallar a los espectadores con unas tandas y muletazos al natural llenas de temple y lentitud si no alcanzó mayores cotas la faena es por la debilidad del eral porque si baja la mano el novillo se caía. La espada cayó defectuosa pero no fue obstáculo para que el público pidiera las dos orejas.

El torero de Gema del Vino, Joselillo, estuvo valiente y decidido ante un novillo excesivamente pegajoso al que un puñacito no le hubiera venido mal, porque reponía continuamente y no le dejaba colocarse entre pase y pase. Debía perder un pasito y no siempre el eral le dejaba ligar. La faena la inició sentado en el estribo con unos doblones muy toreros para seguir con el toreo en redondo. Como no alcanzó cuotas de brillantez quiso continuar con un toreo de rodillas con molinetes, redondos invertidos y desplantes de rodilla. Terminó su trastero con una estocada un poquín desprendida pero el novillo tardó en caer y necesitó dos golpes de verduguillo por lo que su triunfo se quedó en una oreja.

El joven salmantino Damián Castaño estuvo poco afortunado con un novillo muy en el tipo del encaste de Vega-Villar. Su actuación apenas destacó y además estuvo muy poco afortunado con los aceros; necesitó cuatro viajes antes de cobrar una estocada para finiquitar a su oponente por lo que su labor fue silenciada.

El joven colombiano César Valencia que ha toreado en diversas ocasiones a lo largo de esta temporada en Zamora y provincia, tanto en el Bolsín taurino en Villalpando y en Toro lo mismo que en el festival homenaje a Andrés Vázquez el día de Santiago en la plaza de toros de Zamora salió decidido a ser el triunfador ya desde que el joven eral apareciera en el ruedo. Lo saludó con tres faroles de rodillas para continuar con dos chicuelinas y una media muy torera. Puso banderillas destacando su segundo par al violín que fue muy aplaudido. Después de brindar al público enseguida se echó la muleta a la mano derecha pero no encontró mucha colaboración en el novillo. Lo mejor fueron los muletazos en redondo con la mano izquierda tirando todo lo posible de un enemigo que se apagaba lentamente. Por ello vuelve con molinetes de rodillas y unos estatuarios finales antes de cobrar una estocada entera un pelín desprendida pero de efecto fulminante que desató el entusiasmo del público y la concesión de los máximos trofeos.

A la finalización del festejo se organizó un coloquio con el público asistente y los toreros donde pudieron escuchar en la voz de los profesionales lo que había acontecido en el ruedo.