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Sin embargo, como ha comentado un confidente a EL IMPARCIAL, una cosa es apoyar con presencia y palabras el gran proyecto madrileño (en el que hay puestas tantas esperanzas como planteadas tantas incertidumbres), y otra atenerse a un guión de acto mediático al uso.
Por eso, cuando el Rey vio el papel que le tenían asignado, sufrió un cierto mosqueo. Especialmente cuando, de acuerdo con el guión, una niña, la hija de Mercedes Coghen, debía dirigirse a Don Juan Carlos con palabras parecidas a éstas: “Nuestras familias, que son iguales…”. El Rey entendió que el guionista, que aludía a la dedicación deportiva de la Familia Real y la de los gestores del proyecto olímpico, no había estado afortunado ni preciso. Y dijo que él apoyaría la candidatura, pero a su manera y con sus propias palabras, no las salidas de un laboratorio publicitario.
Por eso, cuando el Rey vio el papel que le tenían asignado, sufrió un cierto mosqueo. Especialmente cuando, de acuerdo con el guión, una niña, la hija de Mercedes Coghen, debía dirigirse a Don Juan Carlos con palabras parecidas a éstas: “Nuestras familias, que son iguales…”. El Rey entendió que el guionista, que aludía a la dedicación deportiva de la Familia Real y la de los gestores del proyecto olímpico, no había estado afortunado ni preciso. Y dijo que él apoyaría la candidatura, pero a su manera y con sus propias palabras, no las salidas de un laboratorio publicitario.