Fue un lugar especial de encuentro, de relaciones, de intercambio personal..., además de lavar los trapos sucios, en el sentido real y en el figurado. Allí se divertía la mocedad a la caída de la tarde; las mozas y mozos hacían un alto en la dura jornada de trabajos en el campo, casi de sol a sol- en algunas épocas del año-; eran unas horas de relajo, para reir cantar y jugar...; después de una jornada dura deseaban ese recreo "virtual" para acompañar a sus "morenas" o ellas a sus "galanes".