No creo M. José, que el sol esté enfadado con vosotros, más bien es el tributo que debéis de pagar por vivir en la
España húmeda, y que no es otro que soportar bastantes más días de
lluvia que el resto. La recompensa es ese verdor que tiene el Norte, que cuando lo visitamos, nos maravilla con la belleza de sus
paisajes.
Me imagino la maestría con la que lleváis los paraguas, sin poner en riesgo al que está a vuestro lado, como nos ocurre a los que lo usamos de higos a brevas.
Con tu poesía manifiestas
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