El lirón careto, permanecía hecho un ovillo en el hueco de la vieja encina, que naciera 200 años antes en la Raya
Gema, no se movía, sabía que los
campos se estaban vistiendo de un
manto blanco. En las faldas del Monrruelo, en un
pino grande y esbelto, un águila
joven que nació en
primavera, cuando la cebada tomaba el
color amanzanado, contemplaba como en la
noche de ventisca, los campos se volvían de color blanco virginal. En una cavidad en el tronco del
almendro que germinó 90 años antes entre
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