El Ayuntamiento de Santa Clara de Avedillo estará gobernado a partir de ahora por una comisión gestora, a la que dio luz verde ayer el pleno de la Diputación de Zamora. Después de cinco meses de vacío de poder por falta de quórum, tras la renuncia de tres de los cinco miembros de la Corporación que salió de las urnas en las elecciones municipales del 2007, era urgente tomar una decisión ante el riesgo de que el municipio, que tiene 214 vecinos censados, perdiera obras financiadas con cargo al fondo estatal.
El mandato ya arrancó cojo, ya que uno de los cinco concejales electos no tomó posesión de su cargo. El pasado 30 de julio, el hasta entonces alcalde, Enrique López Llamas, presentó su dimisión y se dio de baja en el Partido Popular tras ser detenido por amenazar con un revólver a los porteros de una discoteca de la capital, en un momento en el que, según los informes policiales, presentaba síntomas de embriaguez.
Veinte días después hizo efectiva su renuncia un tercer miembro, lo que hizo ingobernable el Ayuntamiento, ya que para seguir funcionando necesitaba al menos tres miembros, como establece el artículo 42 de la Ley de Bases de Régimen Local. Una de las dos concejalas que quedaron es la mujer del ex alcalde, Mercedes Otero, que asumió el bastón municipal, y la otra la socialista Cecilia Hernández.
Sin embargo, el reglamento les dejaba las manos atadas a la hora de sacar adelante proyectos y, en este sentido, existía la posibilidad de perder las inversiones del fondo estatal si no se aprobaba la gestora. Además de estas dos concejalas, de la comisión aprobada forman parte como vocales Francisca García Amigo, María del Carmen Tejero y Víctor Valcárcel.
El mandato ya arrancó cojo, ya que uno de los cinco concejales electos no tomó posesión de su cargo. El pasado 30 de julio, el hasta entonces alcalde, Enrique López Llamas, presentó su dimisión y se dio de baja en el Partido Popular tras ser detenido por amenazar con un revólver a los porteros de una discoteca de la capital, en un momento en el que, según los informes policiales, presentaba síntomas de embriaguez.
Veinte días después hizo efectiva su renuncia un tercer miembro, lo que hizo ingobernable el Ayuntamiento, ya que para seguir funcionando necesitaba al menos tres miembros, como establece el artículo 42 de la Ley de Bases de Régimen Local. Una de las dos concejalas que quedaron es la mujer del ex alcalde, Mercedes Otero, que asumió el bastón municipal, y la otra la socialista Cecilia Hernández.
Sin embargo, el reglamento les dejaba las manos atadas a la hora de sacar adelante proyectos y, en este sentido, existía la posibilidad de perder las inversiones del fondo estatal si no se aprobaba la gestora. Además de estas dos concejalas, de la comisión aprobada forman parte como vocales Francisca García Amigo, María del Carmen Tejero y Víctor Valcárcel.