La muchedumbre iniciará las festividades cristianas el próximo Domingo de Ramos, el primero después del plenilunio pascual -es decir, tras el equinoccio de primavera-, junto a la Iglesia de Betfagé, una aldea en la ladera noreste del Monte de los Olivos, que en tiempos de Jesús estaba fuera de la ciudad.
El lugar de la Última Cena o donde se encontraba el Monte del Calvario y que alberga la Basílica del Santo Sepulcro, serán el punto de peregrinación el Jueves y Viernes Santo.
Pero sin duda el momento álgido de la Semana Santa para peregrinos y locales será el recorrido del Vía Crucis por la Vía Dolorosa, siguiendo los pasos de la Pasión de Cristo antes de su crucifixión el Viernes Santo, una procesión alejada de extravagancias e imaginería y donde prima la austeridad.
En medio de la algarabía característica de la ciudad vieja, los devotos cristianos se toparán con israelíes y peregrinos judíos que visitarán Jerusalén y el Muro de los Lamentos, en medio de su semana pascual.
Los judíos conmemoran la salida de la esclavitud del Egipto faraónico y la llegada de la primavera con el Pésaj, festividad en la que acostumbran a comer pan ázimo y celebrar con dos cenas rituales los acontecimientos bíblicos en los que Moisés lideró el Éxodo.
Asimismo, decenas de miles de israelíes aprovecharán las próximas dos semanas para hacer turismo en el país o viajar al extranjero, aunque en esta ocasión el Sinaí egipcio no será uno de los destinos predilectos, pues los organismos de seguridad advierten de posibles ataques contra blancos judíos en esa península.
El festivo pascual se iniciará apenas una semana después de que el movimiento islamista Hamás e Israel se avinieran a respetar un alto el fuego tras el peor repunte de la violencia en dos años.
El lugar de la Última Cena o donde se encontraba el Monte del Calvario y que alberga la Basílica del Santo Sepulcro, serán el punto de peregrinación el Jueves y Viernes Santo.
Pero sin duda el momento álgido de la Semana Santa para peregrinos y locales será el recorrido del Vía Crucis por la Vía Dolorosa, siguiendo los pasos de la Pasión de Cristo antes de su crucifixión el Viernes Santo, una procesión alejada de extravagancias e imaginería y donde prima la austeridad.
En medio de la algarabía característica de la ciudad vieja, los devotos cristianos se toparán con israelíes y peregrinos judíos que visitarán Jerusalén y el Muro de los Lamentos, en medio de su semana pascual.
Los judíos conmemoran la salida de la esclavitud del Egipto faraónico y la llegada de la primavera con el Pésaj, festividad en la que acostumbran a comer pan ázimo y celebrar con dos cenas rituales los acontecimientos bíblicos en los que Moisés lideró el Éxodo.
Asimismo, decenas de miles de israelíes aprovecharán las próximas dos semanas para hacer turismo en el país o viajar al extranjero, aunque en esta ocasión el Sinaí egipcio no será uno de los destinos predilectos, pues los organismos de seguridad advierten de posibles ataques contra blancos judíos en esa península.
El festivo pascual se iniciará apenas una semana después de que el movimiento islamista Hamás e Israel se avinieran a respetar un alto el fuego tras el peor repunte de la violencia en dos años.