Un alcalde del PP amenaza con una pistola a los porteros de una discoteca por impedirle entrar El regidor de Santa Clara de Avedillo, ex maestro del pueblo, se «indignó» cuando le prohibieron el paso al local por su indumentaria y por ir ebrio
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Enrique López Llamas
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«Se me cruzaron los cables, hice una barbaridad, me sentía herido: pido perdón al dueño y a los porteros». Zamora SUSANA ARIZAGA. Avergonzado y angustiado por la mala experiencia protagonizada, el alcalde de Santa Clara de Avedillo no se explica su reacción violenta contra los porteros de una discoteca de la calle de Amargura, a los que amenazó con un revólver porque le impidieron el paso al establecimiento. El alcalde del PP recuerda haberse «indignado» por la actitud de los empleados que obedecieron la orden de su jefe, con el que Enrique López Llamas había estado hablando amigablemente unos minutos a la puerta del establecimiento. Su indumentaria, un pantalón de chándal, no era la adecuada, le dijeron, mientras en la denuncia ante la Comisaría figura que el regidor, de 66 años y maestro durante 40 en el pueblo, estaba en estado de embriaguez, extremo que él niega.
El detenido, que permaneció en el calabozo de la Comisaría de Zamora desde las 5.00 horas del domingo hasta a las 12.30 horas de ayer, relata que al concluir la charla con el dueño de la discoteca «le dije: "espera, que te invito a una cerveza en tu local"; pero él me respondió que yo no podía entrar allí». Fue entonces cuando intentó cogerle por la espalda para aclarar los motivos de tal prohibición cuando los porteros se lo impidieron. Por tres veces lo intentó y la última, le echaron.
Enrique López Llamas, que pedía ayer públicamente «perdón al dueño de la discoteca y a los empleados», regresó a las cinco de la mañana con una pistola en la mano, una réplica de un "dubumon". Aquí las versiones varían: mientras la Policía Nacional informa de que Enrique encañonó con el arma a uno de los porteros, él, que asegura que se había ido a cambiar de ropa, afirma que sólo le dio tiempo a decir: « ¿qué, ahora te gusto con este pantalón?». Uno de los porteros exclamó: « ¡qué lleva una pistola!». Y ya no puedo ni mover la cabeza, ni casi hablar: «me tiraron al suelo, uno se me echó encima y me puso la pierna en la espalda». El alcalde de Santa Clara de Avedillo estaba tan asustado como los trabajadores del establecimiento, incapaz de obedecer la orden de que tirara la pistola porque «no podía moverme». Tampoco recuerda las amenazas de muerte, aunque admite que mientras estaba tirado contra el suelo pudo gritar « ¡matadme u os mato!», pero más porque era presa del miedo y estaba fuera de sí que porque tuviera verdadera intención de agredir. Era una forma de hablar, agrega. El alcalde del PP tendrá que acudir cada mes a firmar al juzgado hasta que se celebre el juicio en el que se decidirá su condena por cometer un delito de amenazas graves y otro de altercado público, según informó la Policía Nacional. Alas 12.30 horas de ayer salía del Juzgado de Guardia visiblemente afectado por su comportamiento: «después de toda la vida tratando de que todo el mundo respete la ley y mira ahora. He cometido una barbaridad», indica.
Por su parte, la dirección del PP ha rehusado efectuar declaraciones sobre un incidente del que «no tenemos conocimiento oficial y, por tanto, no tenemos nada que decir», indicó el secretario provincial, Alberto Castro, cuando fue preguntado por este diario.
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«Se me cruzaron los cables, hice una barbaridad, me sentía herido: pido perdón al dueño y a los porteros». Zamora SUSANA ARIZAGA. Avergonzado y angustiado por la mala experiencia protagonizada, el alcalde de Santa Clara de Avedillo no se explica su reacción violenta contra los porteros de una discoteca de la calle de Amargura, a los que amenazó con un revólver porque le impidieron el paso al establecimiento. El alcalde del PP recuerda haberse «indignado» por la actitud de los empleados que obedecieron la orden de su jefe, con el que Enrique López Llamas había estado hablando amigablemente unos minutos a la puerta del establecimiento. Su indumentaria, un pantalón de chándal, no era la adecuada, le dijeron, mientras en la denuncia ante la Comisaría figura que el regidor, de 66 años y maestro durante 40 en el pueblo, estaba en estado de embriaguez, extremo que él niega.
El detenido, que permaneció en el calabozo de la Comisaría de Zamora desde las 5.00 horas del domingo hasta a las 12.30 horas de ayer, relata que al concluir la charla con el dueño de la discoteca «le dije: "espera, que te invito a una cerveza en tu local"; pero él me respondió que yo no podía entrar allí». Fue entonces cuando intentó cogerle por la espalda para aclarar los motivos de tal prohibición cuando los porteros se lo impidieron. Por tres veces lo intentó y la última, le echaron.
Enrique López Llamas, que pedía ayer públicamente «perdón al dueño de la discoteca y a los empleados», regresó a las cinco de la mañana con una pistola en la mano, una réplica de un "dubumon". Aquí las versiones varían: mientras la Policía Nacional informa de que Enrique encañonó con el arma a uno de los porteros, él, que asegura que se había ido a cambiar de ropa, afirma que sólo le dio tiempo a decir: « ¿qué, ahora te gusto con este pantalón?». Uno de los porteros exclamó: « ¡qué lleva una pistola!». Y ya no puedo ni mover la cabeza, ni casi hablar: «me tiraron al suelo, uno se me echó encima y me puso la pierna en la espalda». El alcalde de Santa Clara de Avedillo estaba tan asustado como los trabajadores del establecimiento, incapaz de obedecer la orden de que tirara la pistola porque «no podía moverme». Tampoco recuerda las amenazas de muerte, aunque admite que mientras estaba tirado contra el suelo pudo gritar « ¡matadme u os mato!», pero más porque era presa del miedo y estaba fuera de sí que porque tuviera verdadera intención de agredir. Era una forma de hablar, agrega. El alcalde del PP tendrá que acudir cada mes a firmar al juzgado hasta que se celebre el juicio en el que se decidirá su condena por cometer un delito de amenazas graves y otro de altercado público, según informó la Policía Nacional. Alas 12.30 horas de ayer salía del Juzgado de Guardia visiblemente afectado por su comportamiento: «después de toda la vida tratando de que todo el mundo respete la ley y mira ahora. He cometido una barbaridad», indica.
Por su parte, la dirección del PP ha rehusado efectuar declaraciones sobre un incidente del que «no tenemos conocimiento oficial y, por tanto, no tenemos nada que decir», indicó el secretario provincial, Alberto Castro, cuando fue preguntado por este diario.