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David Pérez, Salvador Victoria e Ignacio González, alcalde de Alcorcón, portavoz del Gobierno regional y presidente de la Comunidad. / CLAUDIO ÁLVAREZ
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El terreno sobre el que se levantará Eurovegas nunca destacó por la riqueza del suelo. Los escasos agricultores que se aventuraban en el Distrito Norte de Alcorcón, un secarral inmenso de 1.231 hectáreas entre los términos municipales de Villaviciosa de Odón, Boadilla del Monte y Madrid, aprendieron pronto que la tierra daba para poco más que el cultivo del cereal. Para eso o para plantar sandías y melones. A eso se dedicaban hasta hace relativamente poco los pocos minifundistas del municipio, que entre golpe y golpe de riñones con el azadón se distraían con las maniobras de los tanques del Ejército de Tierra en una finca de cientos de miles de metros cuadrados del Ministerio de Defensa que se extendía, y extiende, entre Alcorcón y Boadilla. La distracción de ahora son los aviones artesanos que prueban unos aficionados al aeromodelismo.

Ironías del destino, Sheldon Adelson, principal accionista de Las Vegas Sands, ha elegido esta tierra baldía, pero llana y de suelos firmes y fuertes para sostener rascacielos, para realizar en 750 de sus hectáreas la que se vende como mayor inversión en Europa y buena parte del planeta en los próximos años: 17.000 millones de euros, 6.750 en la primera fase de los que la empresa estadounidense pondrá 2.700. “Aquí nadie va a hacerse rico vendiendo terreno, no va a haber ningún pelotazo porque el pelotazo ya lo dieron hace unos años, en pleno boom inmobiliario... Hasta la llegada de un manojo de inmobiliarias, todo este suelo ha estado históricamente en manos de seis familias, las que se dedicaban a la agricultura en la localidad. Ahora son gente de dinero. Quedan una docena de pequeños propietarios”, explica un vecino de Alcorcón discreto y de toda la vida. La crisis, y que Adelson mantuviera artificialmente las candidaturas de Valdecarros y Paracuellos-Torrejón para abaratar el suelo, han rebajado el precio de la tierra por debajo de los 120 euros. Eso con suerte. La mitad que hace cinco años.

Rodeado por la A-5, la M-40 y la M-50, con la Ciudad Financiera del Santander atenta a la jugada, el Distrito Norte no aspiraba hace seis años a “convertirse en el mayor centro de congresos del sur de Europa, norte de África y de Oriente Próximo, además de centro de referencia cultural de Europa entera”, según reiteró ayer el presidente de la Comunidad, Ignacio González (PP). Las pretensiones del Gobierno regional, y del entonces alcalde, Enrique Cascallana (PSOE) —en mayo de 2011 pasó a gobernar el popular David Pérez—, en 2006 eran más modestas: construir más de 22.000 viviendas, el 60% protegidas.

El inicio de la crisis en 2008, que derivó en el vigente crack inmobiliario —la mitad de las 7.000 viviendas del Ensanche Sur del municipio están vacías—, torpedeó una operación que atrajo la atención de gigantes como Metrovacesa. La inmobiliaria de más abolengo de la Bolsa es dueña de casi 1,5 de los 12 millones de metros cuadrados del área. Los empezó a comprar allá por 2006, “a 14.000 pesetas el metro cuadrado”, unos 84 euros, según cuenta una pareja de paisanos que han vivido siempre en la ciudad de 170.000 habitantes.

El interés de Metrovacesa disparó el precio del suelo, y eso que todavía era rural y no urbanizable (lo ha vuelto a ser tras una sentencia del TSJM “por un defecto de forma” que la Comunidad recurrió al Supremo, cuya decisión espera tranquila para dentro de unos meses). Seis meses después de la irrupción de Metrovacesa, Tabuenca, una inmobiliaria de Aragón, ya tuvo que pagar 22.000 pesetas, el equivalente a 132 euros. Los interesados aumentaron y al año Ros y Falcó, promotora de Las Rozas, empezó pagando a 33.000 pesetas el metro (198 euros) y acabó haciéndolo a 40.000 pesetas. A 240 euros. También construyó naves industriales “de lujo” en el polígono Ventorro del Cano, limítrofe con el Distrito Norte, que vende a partir de 529.900 euros.

Además de Ros y Falcó también tomaron posiciones Realia, Urtinsa... Otros, como Alcorca, uno de los grupos empresariales autóctonos más poderosos, no tuvieron que comprar ni un terruño de parcela: simplemente heredaron 1,2 millones de metros. El Grupo Alonso, otro poder local, se hizo con la Venta de la Rubia, donde se levanta la Yeguada Rosales, dicen que por 3.000 pesetas el metro (18 euros). También le pertenece el centro comercial Tres Aguas de Alcorcón, que explota Metrovacesa. Todos ellos son los grandes terratenientes que tendrán que negociar con Adelson. El señor de los casinos se guarda un comodín en la manga: la Comunidad podrá expropiar tierras para salvaguardar el proyecto.