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Sabrosos ripios bajo el gallo de El Piñero
Las quintas, arropadas por la población, cumplen con la tradición de pronunciar sus relaciones ante el ave a lomos de un caballo
27.01.2014 | 00:40
Las quintas ante la figura del ave para recitar la relación.
Las quintas ante la figura del ave para recitar la relación. Foto S. R.
Fotos de la noticia
S. RAMOS «El corazón a mis padres, el ala a los amigos». Era el simbólico y emotivo reparto del gallo de las quintas de El Piñero Alba Rodríguez y Tamara Campos, una vez concluida la lectura a lomos de un caballo y vestidas de campaña militar, de las relaciones que ahondaban en las experiencias vividas a lo largo de sus jóvenes vidas, resaltando anécdotas de las fiestas de los pueblos y nombrando algunas de las peculiaridades propias de El Piñero y sus habitantes.
A las cuatro de la tarde se daban cita en la plaza del pueblo muchos vecinos que arroparon a las dos jóvenes en fecha tan señalada y junto a ellas se trasladaron hasta la zona del Barrero, donde colgaba ya el gallo muerto para presentarse primero, y luego pasar a escenificar y leer los sabrosos ripios, que gustaron de manera especial a familiares y amigos en una tarde en la que la bonanza del tiempo acompañó para este tipo de celebraciones.
Ya a media tarde las quintas convidaban al pueblo a un generoso ágape, mientras que por la noche la cita estaba con la cena de quintas y sus amigos, para concluir con la verbena nocturna que ponía el broche de oro a la clásica celebración de quintos que se vive en invierno, entre finales de diciembre y primeros de febrero en distintas localidades de la provincia.
Las quintas, arropadas por la población, cumplen con la tradición de pronunciar sus relaciones ante el ave a lomos de un caballo
27.01.2014 | 00:40
Las quintas ante la figura del ave para recitar la relación.
Las quintas ante la figura del ave para recitar la relación. Foto S. R.
Fotos de la noticia
S. RAMOS «El corazón a mis padres, el ala a los amigos». Era el simbólico y emotivo reparto del gallo de las quintas de El Piñero Alba Rodríguez y Tamara Campos, una vez concluida la lectura a lomos de un caballo y vestidas de campaña militar, de las relaciones que ahondaban en las experiencias vividas a lo largo de sus jóvenes vidas, resaltando anécdotas de las fiestas de los pueblos y nombrando algunas de las peculiaridades propias de El Piñero y sus habitantes.
A las cuatro de la tarde se daban cita en la plaza del pueblo muchos vecinos que arroparon a las dos jóvenes en fecha tan señalada y junto a ellas se trasladaron hasta la zona del Barrero, donde colgaba ya el gallo muerto para presentarse primero, y luego pasar a escenificar y leer los sabrosos ripios, que gustaron de manera especial a familiares y amigos en una tarde en la que la bonanza del tiempo acompañó para este tipo de celebraciones.
Ya a media tarde las quintas convidaban al pueblo a un generoso ágape, mientras que por la noche la cita estaba con la cena de quintas y sus amigos, para concluir con la verbena nocturna que ponía el broche de oro a la clásica celebración de quintos que se vive en invierno, entre finales de diciembre y primeros de febrero en distintas localidades de la provincia.