En Zamora, las tasas de los hombres que viven solos y de aquéllos no emancipados y que aún viven con los padres alcanzan el 12 y el 30 %, esto es, duplican a los registros relativos a las mujeres. Además, casi un 80 % de las féminas que habitan en las zonas rurales convive en pareja y la mayor parte de ellas tiene hijos. Lejos de las estadísticas masculinas, donde sólo la mitad de los hombres vive en pareja y apenas un 45 % tiene descendencia.
Todo como consecuencia del éxodo femenino a la ciudad, alentado por las oportunidades educativas y laborales que encuentran allí. Mientras, en el entorno rural, el papel de las mujeres es subsidiario e invisible en economías rurales de base familiar y de mercados de trabajo restringidos a escala local.
Todo como consecuencia del éxodo femenino a la ciudad, alentado por las oportunidades educativas y laborales que encuentran allí. Mientras, en el entorno rural, el papel de las mujeres es subsidiario e invisible en economías rurales de base familiar y de mercados de trabajo restringidos a escala local.