Qué sentirán las aguas del Montoya, cuando bajan de los prados de arriba. Pasan entre huertos, hasta llegar a la pradera. Luego, cruzan por debajo del puente, y escuchan el eco de su canción. Para adentrarse entre los chopos, álamos y olmos, que contemplan el paso del agua. Le dan sombra y frescura. Seguirán despacio, hasta algo asustadizas. Para perderse en el río. Quizás vayan juntas diciendo, que a gusto vamos. En el silencio de la noche se abandonan y sueñan. Desean volver a sentir, lo que sintieron. ... (ver texto completo)
Como de costumbre, precioso viento del.