El sol se aproximaba a lo más alto del cielo, el vendedor de fantas coca-colas comenzaba a ser escuchado. El viento va templando. El corazón de los novillos bombea la sangre por su cuerpo hasta la mazorca de sus cuernos. De ahí en adelante, es la muerte quien afila su guadaña, deseando hincar la punta de las astas, en el cuerpo de aquellos que la llaman. Haciendo alardes de valentía, quebrando la embestida. Frío polvo levanta con sus pezuñas, cuando el quiebro descoloca a la fiera. Se revuelve levantando ... (ver texto completo)