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TABARA: En busca de la salud...

En busca de la salud
Grisuela, Villarino, Palazuelo, San Vicente, Rabanales y Fradellos hacen una romería lúdica para poner en valor las aguas medicinales
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Los vecinos recogen agua de la fuente.
Foto Ch. S.
MULTIMEDIA
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CHANY SEBASTIÁN La «Fuente Fidionda», sin duda el acuífero de aguas medicinales más importante de la comarca natural de Aliste, Tábara y Alba a lo largo de la historia, desde los zoelas a los romanos pasando por los astures y moros, congregó a más de 400 personas en la noche del pasado domingo, en una animada jornada romera organizada por el Ayuntamiento de Rabanales para su puesta en valor tras realizar en ella trabajos de adecuación.

Hacia las 20.00 horas la ribera del río Cebal vio como por entre riscos y montañas iban apareciendo vecinos de Grisuela, término donde se asienta, y de San Vicente de la Cabeza, Palazuelo de las Cuevas, Villarino, Fradellos y Rabanales, pueblos colindantes que durante siglos han acudido en busca de sus aguas contra la enfermedad, pero también en las época de siegas y acarreos. Allí hubo también gentes de otro lugares como Abejera, Coreses, Ufones, Valer, Mellanes y Alcañices: gente mayor y muchos jóvenes y niños para beber por primera vez sus preciadas aguas.

A las aguas sulfurosas de la «Fuente Fidionda» (Hedionda), muy ricas en azufre, que cuenta con dos acuíferos casi juntos, se le atribuyen desde la antigüedad innumerables propiedades medicinales para la cura de heridas en la piel y eczemas, incluso para los catarros. Las actuaciones han permitido habilitar uno de los manantiales para coger y beber agua de él directamente y el otro, con piedras de cantería, para bañarse.

Joaquín Pérez Galván, nacido en Grisuela en 2 de julio de 19361 a sus 81 años refrenda sus poderes: «Desde niño, antes y durante de la Guerra Civil, recuerdo que venía gente de todos los pueblos de Aliste a la Fuente Fidionda a beber su agua y darse friegas con ella para curarse, incluso de Tierra de Campos, y decían que les iba muy bien». Daniel Ferreira aclara que «lo suyo es venir a la fuente a beber el agua, si la llevas en una botella en cuanto la abres dos o tres veces pierde su sabor y su propiedades».

El Ministerio de Medio Ambiente ha tomado cartas en el asunto y, una vez se consigan los correspondientes permisos de la Confederación Hidrográfica del Duero, se afrontará la recuperación y adecuación del entorno. La idea es habilitar una especie de balneario natural y campestre, al aire libre, con senderos, para rutas a pie, desde Grisuela, Rabanales, Villarino, Cebal, San Vicente de la Cabeza y Palazuelo de las Cuevas. Las obras comenzarán en otoño afectando a la recuperación de cauces, puentes, molinos harineros y pontones típicos en los ríos Cebal, Seco y Mena afluentes del Aliste.