Hubo un tiempo en que cruzar los puente era costoso. Había que pagar el tributo del portazgo para poder ir a la otra orilla de los ríos, sin embargo, hoy podemos cruzarlos con toda libertad sin importar mucho donde vamos y el motivo de pasar por ellos. La curva del Duero con el puente que lo cruza, es una de las vistas más preciosas que podemos contemplar desde la ciudad de Toro.