Elegía a la muerte de mi abuelo.
Escribo sin fuerzas apenas,
Noto que es lo único que me queda.
Las manos van solas.
No siento las lágrimas
Que fríamente rasgaban mi cara
Y cercan el
valle de la margura
En mis mejillas.
Se apagó toda su luz y brillo
Crecí en sus rodillas y me veo morir
Viendo su rostro, ya no está allí.
Noto sus sonrisas y su olor, me derrumbo.
Mantengo la esperanza
De que vuelva de su
paseo
Le veo venir cuando observo la
calle
Pero en la cercanía lentamente
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