Al gallo pongo por testigo...
Los quintos de Venialbo celebran la fiesta popular y entonan las relaciones que sirven de crónica social
03-02-2013 23:00
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Los cuatro quintos posan sobre las monturas. Foto J. V.
J. A. García
Los quintos de Venialbo traspasaron ayer la línea hacia la madurez recitando ante la población sus personales coplas, en un acto que tiene lugar en la plaza de Los Negrillos bajo la enjaulada y elegante figura de un gallo suspendido sobre sus cabezas.
David Martín Martín (como capitán), Tamara Sánchez López, Diego Garabito Pérez e Iván Francia Rodríguez cumplieron con solvencia con todos los papeles de la tradición, tanto en lo tocante a los aspectos gastronómicos, religiosos, y ecuestres, pues las coplas se pregonan a lomos de un caballo y ante la mirada y la atención de prácticamente todo el pueblo.
Realmente los actos comenzaron el pasado viernes con la concentración en las bodegas donde, a base de limonada y merienda, los protagonistas concretaron los detalles del festejo.
El sábado, en el monte Coto, siguiendo la tradición, familiares, amigos y todo el mundo fue invitado a una paella, al igual que hizo el restaurador Manuel Cuadrado. También acompañaron algunos la campestre merienda con churrasco y otros asados en el brasero encendido al abrigo de las encinas.
Los quintos escenificaron en este escenario un anticipo de que fue ayer la fiesta del gallo. La fiesta prosiguió luego su curso con una cena familiar y con una verbena amenizada por la orquesta S. M. S. Es una noche de estar en vela. En la bodega esperaron el amanecer y entonces continuaron con la misión de despertar al pueblo con los sones de una charanga. Es costumbre visitar los domicilios de los quintos, donde reciben un desayuno, y lo hacen acompañados por otros jóvenes.
La celebración religiosa es uno de los momentos estelares, con repique de campanas a cargo de Vidal Cazado, habitual campanero, y con procesión con la Virgen de Las Candelas por los alrededores de la iglesia. En la iglesia, cantada por el coro local, en esta ocasión también integrada por los hombres, tiene lugar la ofrenda. Los quintos recogen a la Virgen y por el pasillo central hacen las reverencias. Támara Sánchez recoge de mano de la Virgen al Niño Jesús y lo ofrece, junto con el capitán David Díez, que presenta unas palomas.
A las cuatro de la tarde tiene lugar la exposición de las coplas, donde los quintos relatan una vida no exenta de gracejo e incluso fechorías. Ataviados con traje militar, el capitán abre el acto y presenta a los quintos. Unos y otros van dando cuenta ante la audiencia de su existencia y, al tiempo, revelando su estado de madurez. Es un acto de gran expectación.
Aunque el fin de semana ha mantenido unas temperaturas frescas, han sido jornadas brillantes y de gran luz, que han favorecido el desarrollo de los actos.
Venialbo continuará hoy con las víspera de las águedas y, por lo tanto, con un ambiente de festividad.
Los quintos de Venialbo celebran la fiesta popular y entonan las relaciones que sirven de crónica social
03-02-2013 23:00
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Los cuatro quintos posan sobre las monturas. Foto J. V.
J. A. García
Los quintos de Venialbo traspasaron ayer la línea hacia la madurez recitando ante la población sus personales coplas, en un acto que tiene lugar en la plaza de Los Negrillos bajo la enjaulada y elegante figura de un gallo suspendido sobre sus cabezas.
David Martín Martín (como capitán), Tamara Sánchez López, Diego Garabito Pérez e Iván Francia Rodríguez cumplieron con solvencia con todos los papeles de la tradición, tanto en lo tocante a los aspectos gastronómicos, religiosos, y ecuestres, pues las coplas se pregonan a lomos de un caballo y ante la mirada y la atención de prácticamente todo el pueblo.
Realmente los actos comenzaron el pasado viernes con la concentración en las bodegas donde, a base de limonada y merienda, los protagonistas concretaron los detalles del festejo.
El sábado, en el monte Coto, siguiendo la tradición, familiares, amigos y todo el mundo fue invitado a una paella, al igual que hizo el restaurador Manuel Cuadrado. También acompañaron algunos la campestre merienda con churrasco y otros asados en el brasero encendido al abrigo de las encinas.
Los quintos escenificaron en este escenario un anticipo de que fue ayer la fiesta del gallo. La fiesta prosiguió luego su curso con una cena familiar y con una verbena amenizada por la orquesta S. M. S. Es una noche de estar en vela. En la bodega esperaron el amanecer y entonces continuaron con la misión de despertar al pueblo con los sones de una charanga. Es costumbre visitar los domicilios de los quintos, donde reciben un desayuno, y lo hacen acompañados por otros jóvenes.
La celebración religiosa es uno de los momentos estelares, con repique de campanas a cargo de Vidal Cazado, habitual campanero, y con procesión con la Virgen de Las Candelas por los alrededores de la iglesia. En la iglesia, cantada por el coro local, en esta ocasión también integrada por los hombres, tiene lugar la ofrenda. Los quintos recogen a la Virgen y por el pasillo central hacen las reverencias. Támara Sánchez recoge de mano de la Virgen al Niño Jesús y lo ofrece, junto con el capitán David Díez, que presenta unas palomas.
A las cuatro de la tarde tiene lugar la exposición de las coplas, donde los quintos relatan una vida no exenta de gracejo e incluso fechorías. Ataviados con traje militar, el capitán abre el acto y presenta a los quintos. Unos y otros van dando cuenta ante la audiencia de su existencia y, al tiempo, revelando su estado de madurez. Es un acto de gran expectación.
Aunque el fin de semana ha mantenido unas temperaturas frescas, han sido jornadas brillantes y de gran luz, que han favorecido el desarrollo de los actos.
Venialbo continuará hoy con las víspera de las águedas y, por lo tanto, con un ambiente de festividad.