Siendo la fiesta de los quintos una tradición tan arraigada en esta villa, de tanta solera y raigambre festiva y cultural, como se desprende de algunas observaciones escritas por sus defensores, ¿cómo es posible que no se celebren algunos de sus actos conmemorativos, (o acaso sólo hay uno) en horas diurnas? Esto podía suponer otro atractivo turístico al pueblo, incluso la cohetada a la luz del día podía ser muy espectacular, como también lo sería ver brocha en mano o spray en mano, como se realizaban las expresiones pictóricas de los quintos, los cuales arrancarían aplausos de la concurrencia según el valor de la pintada realizada. Pero, claro, es solo una fiesta nocturna y la mayoría del pueblo sólo pueden gozar oyendo los ruidos y, como Villalpando no es Valencia, a oir ruidos no vienen los turistas y a ver pinturas se van al museo del Prado.
Manolito.
Manolito.