Una bomba en el PSOE
27 de Febrero, 2013
No acaba de aterrizar en el cargo, y el culo ya le huele a pólvora. El PSOE de la nueva secretaria general de la Agrupación Local del PSOE de Zamora, Mar Romiguera, nace muerto, partido en dos como un melón de Villaconejos. Despide un apestoso olor a trinitroglicerina y es que, alguno de sus miembros, podría ser la corrupción en estado puro.
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Por lo oído de forma circunstancial en el bar de mi amigo Julio el del Bibey, nadie da un duro por la pervivencia de los nuevos viejos socialistas. Pegando la oreja a la boca que se apretaba un taco de atún, escuchaba como a ese cuerpo, rajado en dos, se le escapa la vida por la herida que supura la corrupción.
Dice Mar que sabía que contaba con más apoyos que su candidato. Lo dice así, como si hubiera barrido, cuando la realidad es que se quedaron a un tris del empate. Mala fórmula para restañar heridas. Pésima fórmula para dar un golpe en la mesa, a sabiendas de que las costuras de este traje están cogidas con alfileres.
Para colmo, antes de empezar, ya cuestiona el liderazgo de Manuel Fuentes a la alcaldía de Zamora. El buen hombre, que se lo curró honestamente y que, ha aprendido a dejar la soberbia en casa, se quedaría atónito al ver la puñalada que le infería la compañera con la que días atrás se abrazaba con desgana.
El hombre del atún decía a otro, entre sorbos de cerveza, que tarde o temprano estallaría la bomba que Mar lleva en sus listas. Desafortunadamente no me dio las claves para tirar de la espita, pero me puso en camino de averiguarlo. Y de ser lo que se insinúa, a la Rominguera pueden comenzar a construirle el ataúd político antes de haberse muerto. Eso, o quitarse de encima el olor a cadáver que despide.
Mar quiere recuperar la confianza del ciudadano. La mejor forma de hacerlo hubiera sido presentando gente nueva, limpia, sin mácula. Al primer bombazo que reciba su equipo, su castillo se vendrá abajo. Y la bala del cañón ya está cargada.
27 de Febrero, 2013
No acaba de aterrizar en el cargo, y el culo ya le huele a pólvora. El PSOE de la nueva secretaria general de la Agrupación Local del PSOE de Zamora, Mar Romiguera, nace muerto, partido en dos como un melón de Villaconejos. Despide un apestoso olor a trinitroglicerina y es que, alguno de sus miembros, podría ser la corrupción en estado puro.
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Por lo oído de forma circunstancial en el bar de mi amigo Julio el del Bibey, nadie da un duro por la pervivencia de los nuevos viejos socialistas. Pegando la oreja a la boca que se apretaba un taco de atún, escuchaba como a ese cuerpo, rajado en dos, se le escapa la vida por la herida que supura la corrupción.
Dice Mar que sabía que contaba con más apoyos que su candidato. Lo dice así, como si hubiera barrido, cuando la realidad es que se quedaron a un tris del empate. Mala fórmula para restañar heridas. Pésima fórmula para dar un golpe en la mesa, a sabiendas de que las costuras de este traje están cogidas con alfileres.
Para colmo, antes de empezar, ya cuestiona el liderazgo de Manuel Fuentes a la alcaldía de Zamora. El buen hombre, que se lo curró honestamente y que, ha aprendido a dejar la soberbia en casa, se quedaría atónito al ver la puñalada que le infería la compañera con la que días atrás se abrazaba con desgana.
El hombre del atún decía a otro, entre sorbos de cerveza, que tarde o temprano estallaría la bomba que Mar lleva en sus listas. Desafortunadamente no me dio las claves para tirar de la espita, pero me puso en camino de averiguarlo. Y de ser lo que se insinúa, a la Rominguera pueden comenzar a construirle el ataúd político antes de haberse muerto. Eso, o quitarse de encima el olor a cadáver que despide.
Mar quiere recuperar la confianza del ciudadano. La mejor forma de hacerlo hubiera sido presentando gente nueva, limpia, sin mácula. Al primer bombazo que reciba su equipo, su castillo se vendrá abajo. Y la bala del cañón ya está cargada.