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BARCELONA: Hola, soy barcelonés y creo que debo defender un poco...

Hola, soy barcelonés y creo que debo defender un poco la manera de ser de mis conciudadanos. El barcelonés no es tan afectuoso como los cubanos, pongamos por caso, pero sí es educado y correcto con los extranjeros cuando éstos le requieren. Respecto a los emigrantes, nada es fácil cuando se trata de integrar una cantidad de personas extranjeras con sus costumbres e identidades, hay tensiones, pero cabe suponer que con buena voluntad por ambas partes (y suficiente tiempo) se podrán resolver. Entre los emigrantes, tenemos nuestras preferencias, como todo el mundo. Los emigrantes más discretos y trabajadores son los que más respeto nos merecen. Los chinos, gente completamente entregada a su trabajo y de los que sólo podemos lamentar que no sientan ninguna necesidad de integrarse en el país. Los pakistaníes, que tienen una voluntad de trabajo tal que siempre puedes encontrar una tienda suya abierta un domingo por la tarde o por la noche. Igualmente sentimos más aversión por los que son más marrulleros y los que se dan aires de grandeza: éste último género lo suele detentar el argentino típico - no todos, eh? - que se las da de cosmopolita y encuentra una y mil cosas que criticar del país y las gentes que le acogen. Nuestra reacción es pensar: ¿por qué no se han quedado en otro país, o en el suyo, si es que encuentran tantos defectos a éste? Los marrulleros suelen ser los magrebíes en general y unos pocos sudamericanos: buscan enredarte siempre que pueden, se quejan como si les fuera la vida pero en cuanto consiguen lo que buscaban cambian el registro y te das cuenta de que simplemente son unos comediantes. Pero bueno, ésto son idiosincrasias, generalidades, y cada persona es al fin y al cabo distinta. Es hablar por hablar. Sobre los ingleses: no tienen mucho de que presumir. Ellos también inflingen castigos corporales a sus niños en los colegios, y tienen pederastas, y de cuando en cuando asesinan no a sus mujeres sino a una colección de adolescentes para enterrarlas en el jardín. ¿No crees que tampoco es para estar tan orgullosos?