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BARCELONA: Llueve muchacha, llueve en el almendral sin almendros,...

Llueve muchacha, llueve en el almendral sin almendros, pero todavía no llega el agua hasta los caños de tu fuente, ni a las otras, tan resecas. En la Tierra Madre donde reina la Naturaleza con sus elfos y sus ninfas, y sus duendes y sus hadas, y sus brujas y diablejos, aún no se vislumbra el zahorí que acometa tamaña empresa.
Puede que tú y algunos extraños seres más aún rindáis culto a la madre Naturaleza, pero el hombre esclavo del hombre que tiene o maneja las perras, terminará por arruinar todos vuestros esfuerzos y acabará con esa paz y ese sosiego que ni siquiera a calambrazos os despereza.
Pero ahora mismo tu caso no es urgente, ni lo será mañana. Ahora mismo todos miran hacia esos valles tan verdes y frondosos donde, igual que aquí, la razón hace tiempo que brilla por su ausencia. Donde moran muchos hijos de esta nuestra tierra también envueltos en la laberíntica diatriba estéril, que agrieta con el horror de la pólvora y la sangre derramada, casi todas o todas las conciencias.
Puede que sea una coincidencia, pero hoy puede ser el inicio de un mañana más despejado de tantas nubes negras, en esos dos paraísos surcados por miles de venas líquidas, fuentes de vida y de riqueza y, desgraciadamente, habitados por muchas alimañas desalmadas empeñadas en evitar la convivencia.
Pasa en todos lados, pero en unos se nota más que en otros, ya que, cuando se tolera que la Parca con su guadaña siegue sólo la vida de los otros justificando ambiguamente sus desatinos, es que se vive envueltos en una espiral indigna de ser catalogada como sociedad civilizada.
Hoy mocita, puede que estas húmedas nubes que flotan en el aire, pueden que descarguen sobre unas tierras ahítas de tantas incoherencias, el bienhechor hálito de la Madre Naturaleza, sembrando la semilla que al crecer sana y con fuerza, erradique para siempre tanta absurda violencia.
Llámame cursi moza recia, lo merezco, pero si quieres, repite conmigo los versos de aquel poeta español que descansa desde hace ya setenta años sus carnes corruptas (que no su alma) en Colliure:
"veréis llanuras bélicas y páramos de asceta/ no fue por estos campos el bíblico jardín/ son tierras para el águila, un trozo de planeta/ por donde cruza errante la sombra de Caín".
Han pasado muchos años y muchas cosas desde que escribió esto pero, me parece a mi que todavía quedamos por aquí muchos “atónitos palurdos sin danzas ni canciones”, que estamos incapacitados para elevarnos sobre la conveniencia inmediata y proyectarnos con generosa altura de miras hacia objetivos superiores. No hay más que ver “cómo está el mundo Facundo”
Salud.