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BARCELONA: Si de machotes y cupletistas hablamos, ya estamos bien...

Si de machotes y cupletistas hablamos, ya estamos bien surtidos por estos pagos. Sobre todo por los madriles, donde das una patada junto a cualquier zanja o socavon de los que abrió y cerró el Gallardo don hasta lograr que Madrid sea el ayuntamiento más endeudado de todos los de las Españas; y te saltan a los ojos como si de infecciosas arañas negras se tratara, más de un ciento de ambas clases. Digo de machotes y cupletistas.
Machotes con pelo en pecho a los que es difícil verles u oírles algo de provecho, de esos que salen por sus televisiones predicando al rebaño sus inconmensurables virtudes y, lo bien que estaremos y lo que vamos a progresar cuando, entre todos, hagan o hagamos de ellos los amos absolutos del cucharón.
Cupletistas con unos minutos de gloria diario en la pantalla de una televisión que es de todos los madrileños, (de los rojos también porque la pagan) pero que se usa como escaparate donde una moza y sus acólitos proclaman a los Cuatro Vientos y al barrio del Avapíes, que son los más bellos y perfectos del firmamentos además, de airear con todo su madrileñísimo desparpajo y gracia repajolera, lo que afirma el Chulo de Badalona de sí mismo, al tiempo que, ponen a caer de un burro, a todo bicho viviente que disienta.

Ahí tenemos al Cazalla Party, con sus buenos lingotazos mañaneros para matar el gusanillo. Lingotazos que no son de ron Pujol precisamente, por aquello del qué dirán, como le ha pasado a ese padre de la Patria al que, en pleno simposio de ilustres letrados que se celebraba en La Tacita de Plata, se le ocurrió una broma macabra contra los catalanes en general, (que está muy bien visto y hace mucha gracia en su Madriz) y contra los barceloneses en particular, cuando soltó eso de que: “ahora no sería necesario bombardear la ciudad”. Sí señor, con dos güevos. Aunque yo, que nací y me críe relativamente cerca de la margen izquierda del Guadiana, que es una corriente de agua dulce que desemboca en el mar por Ayamonte, (por si alguien no lo sabe) que teníamos que cruzar a menudo después de nuestra ultima incivil contienda para acercar a casa alguna cosa qué comer, además de café torrefacto marca El Camello, no estoy muy convencido que a nuestros hermanos los portugueses de los que siempre hemos estado tan alejados, les hubiese hecho gracia alguna la “gracieta” del madrileño al sacar a relucir a valido Olivares que, igual que otros después, también bombardeó Barcelona.

Comprendo, que esa oronda legión de gente bien nutrida que forman las huestes de la PePesetera facción ideológica que ya dan por hecho que nos van a dirigir desde el próximo día veinte en adelante y ya para siempre, estén enardecidas y esperen ansiosas la apertura de los colegios para, por fin, volver a llevar a esta Nación unas vez más, a los puestos más punteros no ya de Europa, sino del globo terráqueo. Como Dios manda.

Lo que no entiendo bien, es por qué se preocupan tanto por el posible impacto electoral que pueda tener el alivio que ha representado para casi todo el mundo con dos dedos de frente, el anuncio que han hecho los etarras de no matar ya a más españoles (chakurras según ellos) de cualquier territorio además de Euskadi, y, hagan befas y mofas cuando un hombre o mujer, político o no, al recordar a sus víctimas, de un partido u otro, españolistas o vasquistas, se conmueve como ser humano con sentimientos que es y, públicamente, se le salten las lágrimas.

Por eso empecé hablando de hombres de provecho con pelos en el pecho o pulidamente depilados en la intimidad y, de mujeres al estilo de la catalana Agustina la de Aragón, dejándose llevar de sus testosteronas que, como sabemos o deberíamos saber son las dominantes, se hacen de estas cosas en sus mañanitas o anocheceres de orgía desenfrenada de sus neuronas, unas risas, que es cosa de hombres, pero yo, duendín analfabetin tontorrin, creo que lo de ETA, no ha cambiado nada y que, lo que de verdad está cambiándolo todo, es el negociazo que los profesores de la pública, ampas, sindicatos, indignados, soldados sin graducaión y público en general, están haciendo con esas camisetas verdes que se ponen para incordiar a una ilustrísima marquesa o, a ese grupo de amigotes que montaron una empresa de seguridad con la que obtienen pingües beneficios.

Salud y República
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
A mi me gusta el burrino. Cuando yo era chico todavía y aún vivía en el pueblo donde nací, mi padre compró uno recién nacido y cuando lo llevó a casa, lo primero que me advirtió muy serio, fue que ni se me ocurriese montarme en el porque se le doblaba el espinazo. No me subí, claro, pero el burrino, evolucionó más rápido que yo y, llegó a darme más de una lección de humildad y humanidad.

Salud y República