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Total, que eso, que un día como hoy del año 1789, la gente París tomó la Bastilla. Símbolo de la opresión real, pero que, al parecer, ya estaba cuasi desmantelada y sólo tenía seis o siete prisioneros condenados por delitos comunes y un noble pederasta, además del marqués de Sade; el más ilustre, quien según dicen, cambiaron de trena antes que los revoltosos consumaran la toma. Y así siguió dando guerra el tío, ¡pero qué guerra!
Porque hoy es catorce de julio, fiesta nacional en La Grande Francia. La toma no es más que un símbolo, allí no hubo ni héroes ni villanos, sólo que el pueblo, la gente, las masas, se le fue de las manos a los presuntos encargados de encauzar sus energías. Menos mal, por que de aquella revolución, surgió la Declaración de los Derechos Humanos, algo es algo.
Que yo recuerde mocita, sus enunciados sólo han sido aceptados a regañadientes por nuestras Españas, después de la muerte de don Paco, y aún están verdes algunos tarros para asumirlos, o sea que.... vaya tela telita tela pero de las marineras, como diría un paisano nuestro de Zafra que se hace llamar don Manuel por quienes no son sus amigos.
No hace tanto, por aquí, celebrábamos cuatro días después al de hoy, otro hecho singular, pero este no protagonizado por la plebe, sino por heroicos caballeros uniformados y, precisamente, para todo lo contrario, para quitar de en medio no a un rey déspota, sino a los representantes elegidos por el populacho en general, la aristocrácia y lo que hoy se dicen derechas, que no son varias, sino una sola ligada por los indisolubles lazos de sus comunes intereses, aunque parezcan muchas, no como las izquierdas, que parecen muchas y efectivamente lo son y, además cabreadas las unas contra las otras y tirando cada una en una para un lado.
También se acaban las corridas y los cuernos en los Sanfermines, menos mal también, digo las que se ven en la calle a las primeras horas del día, las otras y los otros tienen larga vida por delante. Que las diosas las preserven de todo mal.
Salud.
Total, que eso, que un día como hoy del año 1789, la gente París tomó la Bastilla. Símbolo de la opresión real, pero que, al parecer, ya estaba cuasi desmantelada y sólo tenía seis o siete prisioneros condenados por delitos comunes y un noble pederasta, además del marqués de Sade; el más ilustre, quien según dicen, cambiaron de trena antes que los revoltosos consumaran la toma. Y así siguió dando guerra el tío, ¡pero qué guerra!
Porque hoy es catorce de julio, fiesta nacional en La Grande Francia. La toma no es más que un símbolo, allí no hubo ni héroes ni villanos, sólo que el pueblo, la gente, las masas, se le fue de las manos a los presuntos encargados de encauzar sus energías. Menos mal, por que de aquella revolución, surgió la Declaración de los Derechos Humanos, algo es algo.
Que yo recuerde mocita, sus enunciados sólo han sido aceptados a regañadientes por nuestras Españas, después de la muerte de don Paco, y aún están verdes algunos tarros para asumirlos, o sea que.... vaya tela telita tela pero de las marineras, como diría un paisano nuestro de Zafra que se hace llamar don Manuel por quienes no son sus amigos.
No hace tanto, por aquí, celebrábamos cuatro días después al de hoy, otro hecho singular, pero este no protagonizado por la plebe, sino por heroicos caballeros uniformados y, precisamente, para todo lo contrario, para quitar de en medio no a un rey déspota, sino a los representantes elegidos por el populacho en general, la aristocrácia y lo que hoy se dicen derechas, que no son varias, sino una sola ligada por los indisolubles lazos de sus comunes intereses, aunque parezcan muchas, no como las izquierdas, que parecen muchas y efectivamente lo son y, además cabreadas las unas contra las otras y tirando cada una en una para un lado.
También se acaban las corridas y los cuernos en los Sanfermines, menos mal también, digo las que se ven en la calle a las primeras horas del día, las otras y los otros tienen larga vida por delante. Que las diosas las preserven de todo mal.
Salud.
