La
fuente del
León es un
monumento centenario situado en la
plaza central de la villa, bautizada con el mismo nombre que el brollador. Ha constituido desde siempre un símbolo de identidad y de misterio, tanto por las
aguas termales como por el hecho de que el gran chorro de
agua que sale por la boca de un león de
piedra no ha dejado nunca de fluir. Sale con un caudal muy abundante y constante, a una temperatura de 74 °C.