Helo, helo por do viene el moro por la calzada,
caballero a la jineta encima una
yegua baya,
borceguíes marroquíes y espuela de oro calzada,
una adarga ante los pechos y en su mano una azagaya.
Mirando estaba
Valencia, como está tan bien cercada:
— ¡Oh, Valencia, oh Valencia, de mal fuego seas quemada!
Primero fuiste de moros que de cristianos ganada.
Si la lanza no me miente, a moros serás tornada;
aquel perro de aquel Cid prenderélo por la barba,
su mujer, doña Jimena, será de
... (ver texto completo)