Los primeros datos que se conocen de la ciudad se remontan al neolítico medio y reciente, sobre el 4300 al 2500 ac, en la zona de Santiago y el Puig Guardial. Posterior descubrimientos de restos arqueológicos demuestran siguientes civilizaciones prehistóricas en la zona, como por ejemplo, los ausetanos, entre el 1200 y el 650 ac
La época
romana es evidente durante el s. II ac lo que repercutirá en un desarrollo de la sociedad de Osona y en concreto de
Manlleu donde se conservan hallazgos en el mas Madiroles, en Fugurull... pero no será hasta el siglo X cuando se vuelven a tener noticias de la población, un núcleo que se instaló alrededor de la
iglesia de
Santa María, en el Dalt Vila.
Durante los siglos XI y XII el sistema feudal propició numerosos asentamientos de
castillos, como el de Orís-Manlleu, pero desapareció y no quedan restos en la actualidad. Se construyeron las
iglesias de Vila-setrú y
San Julián de Vilamirosa y se reformó la de Santa María. Desde el siglo XII el priorato de Manlleu se significó notablemente por su patrimonio.
El s. XIII Manlleu tenía unas
murallas con algunas
calles y
plazas, como la
plaza Quintana donde se hacía ya el
mercado semanal sobre el 1308. También existían cortijos, cuadros y domus rodeando la iglesia. Durante los s. XIV y XV la peste negra, las epidemias y las guerras mermaron la población hasta límites insospechados. La recuperación fue lenta pero gracias a la manufacturación de la lana se repuso con éxito. Las primeras
casas se construyeron siguiendo el rastro de antiguos
caminos, como la
calle Torelló.
El s. XVI, ante la decadencia del
monasterio de Manlleu, se inició la reparación mientras que el priorato pasó a depender del
convento de los dominicos de Tremp hasta el siglo XIX. Durante el siguiente siglo, Manlleu continuó creciendo pero con la desazón de las guerras y el bandolerismo, propio de la época. Durante la guerra de Sucesión, en 1702, Manlleu se vio implicada debido al apoyo de la población a Felipe V y finalizada la guerra, en
premio, el monarca le concedió a la villa el título de Fidelísima. Se durante este siglo, el XVIII, cuando la ciudad crece inexorablemente y se formó el primer ensanche en la zona de Bajo Villa. Se construye una nueva iglesia, de estilo barroco.
Durante el siglo XIX se inició la industrialización con especialización en los tejidos de algodón y se aprovechó el
río Ter como
fuente de energía. La primera
fábrica fue la de Domingo Feyner en 829 pero fue arrasada por un incendio en 1839. Pero crecen las colonias poblacionales y la inmigración se hace patente en la villa, se crean nuevas
vías de comunicación, se hace llegar el
tren del año 1870, la fábrica de Gas en 1860 que se aplicó en el alumbrado de
fábricas y hogares fue una de las primeras de
España.
El s. XX comienza con la crisis textil debida a la pérdida de las colonias españolas pero la electrificación y nuevos sectores como el metalúrgico, el alimentario y la maquinaria hacen crecer espectacularmente la vida económica y social del
pueblo. Edifica el
Hospital de Santiago en 1913. Pero llegó la Guerra Civil y los destrozos materiales y humanas son evidentes, se derribó el templo barroco y los franquistas toman la villa.
El
agua de 1940 complicó aún más la recuperación, hasta 1957 cuando Manlleu inició un espectacular crecimiento, en parte por la ola de inmigrantes que en quince años multiplica por dos el censo poblacional. En la actualidad Manlleu presume de ser una ciudad vital y con suficientes inquietudes para avanzar en concordancia con su tiempo.