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Capítulo 10 Historias de los seminaristas en el Seminario Menor:
Entre la clase de tercero y la de bachiller, en el primer piso, dando al claustro, hay un local - no se le puede dar nombre de clase - muy estrecho: Tiene unos cinco metros de largo por apenas uno treinta de ancho. Indagando, Justo no llega a averiguar para qué servía aquel local en los tiempos que era cartuja u hospital, el imponente edificio de la Conrería. O quizá, cuando transformaron todo el primer piso para hacer aulas, existía ... (ver texto completo)
I.- De Antonio Panduro y sus hijas en casa de su hermano Manuel.

¬ ¿Lo ves? ¿Lo ves Manolo? Se lamentaba Fermina, que desde el marco de la puerta de la cocina, saca la cabeza y mira en dirección de la mesa camilla, donde trona el Señor Manuel.
¬ ¿Quéee? Le pregunta su marido, sacándose un auricular de la oreja, con los que escucha el parte en la radio galena.
¬Pues lo que te dije: Que tu hermanito “iba de paso” y ya los tenemos aquí, instalados a los tres.
¬Pero, pero ¿Qué puedo yo, hacer? ... (ver texto completo)
A Justo siempre le ha gustado poseer cosas. Es su manera de afirmarse entre los suyos, que tantos son, sin necesidad de tener en cuenta a todos los allegados y ajenos que se les arriman. No es que tenga nada de gran valor, pero lo poco que posee, lo defiende a uña y diente de sus hermanos y de los que se le pongan por delante con la idea de quitárselo.

-- ¿Justito? ¿Me darás el portalibros y el plumier cuando te vayas al seminario? Le ha preguntado Domingo.
“—Justo: ¿Esas agujas que tienes escondidas ... (ver texto completo)
Otra de las manías de Justo, de antes y de después del seminario, son las piedras: Los chinos le llaman en Cataluña. De todos los rincones de la geografía a la piel de toro, la más seca reseca es sin duda Badajoz. Por lo menos Alconchel. Por allí, con las piedras redondas, los cantos rodados, empiedran las calles, pero a pesar de haber tantas, les faltan para empedrarlas todas.

Cuando Justo llega a Casa Antúnez y ve el mar, no se le ocurre decir como al francés: ¡Qué d’eau! ¡Qué d’eau!
Él ... (ver texto completo)
Niña menudos” “ ¡Niña menudos!”
Gritaba en las encrucijadas de aquel barrio marginal, sin calles, sin luces, sin ilusión. “Menudos” suena bien. Decir Patas, rabo, pito, cagalón careta u ojos (Se vendían por quilos) parece más de “escombrerería” que de “carníssería”. Palabras de los vernáculos.
Algunos días, salen buenos, el sol seca la “Boira” el techo de cartón cuero no condensa el rocío, el suelo de tierra en aquel humedal, se seca y el barro de las callejas también. Entonces, las humildes ... (ver texto completo)
A Justo siempre le ha gustado poseer cosas. Es su manera de afirmarse entre los suyos, que tantos son, sin necesidad de tener en cuenta a todos los allegados y ajenos que se les arriman. No es que tenga nada de gran valor, pero lo poco que posee, lo defiende a uña y diente de sus hermanos y de los que se le pongan por delante con la idea de quitárselo.

-- ¿Justito? ¿Me darás el portalibros y el plumier cuando te vayas al seminario? Le ha preguntado Domingo.
“—Justo: ¿Esas agujas que tienes escondidas entre las tablas del techo (No digas que no, que te he visto) te las vas a llevar? ¿Tendrás que coserte tú mismo la ropa y los botones? ¡Dámelas! A mamá le harán falta.
--Ni hablar: Yo las encontré, yo las limpié de herrumbre refregando unas con otras debajo del zapato. Te daré una o dos, pero las otras las esconderé en otro sitio, y cuando venga de vacaciones te daré alguna más.
-- ¿Te crees listo? Pues yo las buscaré y cuando encuentre el escondrijo, me las quedaré todas.
-- ¿Y el plumier? – insiste Dominguito – Me lo vas a dar, ¿sí o no? Lloriquea y le tira de la manga para enternecerlo. ¿Eh? ¿Eh?

Justo, en plena vocación sacerdotal, queriendo ser bueno, y más, reflexiona. Recuerda la parábola de discípulo rico, y oye al Señor Jesús que le dice

“Da todo lo que posees a tus pobres hermanillos: La goma del tirachinas, las agujas oxidadas, las chapas de cerveza aplastadas en las vías, los bolindres de cristal, el plumier... Sí, el plumier también...

Antes de que el Señor siga con la lista de cosas a dar, le interrumpe el futuro misionero, quizás futuro Papa,

“—Vale. ¡Vale! Les daré todo. Pero, el porta libros de madera con pinturas policromas, no. Lo necesitaré en el Semi.
“—Si de verdad quieres seguir al Maestro...” Le está diciendo en su cabeza el Señor. Y él se precipita a no seguir oyendo y dice en voz alta: “-- ¡Sí quiero!”
“... Abandona, pues, todos esos bienes terrenales y...”
“—El porta-libros no.”
“—Haz como Francisco de Asís, como Tomás de Aquino: Ven desnudo a Mí.
-- Bueno, concede en su sueño despierto, o pesadilla: Pero La cajita portalibros, con sus correas y sus pinturas, me hace falta. ¡Ea!
Tres cosas apreciaba poseer Justo, cuando era niño. Tres cosas más que nada en el mundo: Un tren de cinco vagones de lata y máquina con chimenea de detonador de cartucho del doce, que su padre le mandó desde el Fuerte de San Cristóbal. El plumier que olía a mina de lápiz, el camión y el porta-libros. O sea, que en vez de tres cosas son cuatro, como los mosqueteros.

El tren, bonito tren: Su hermano Manolo, con falaces promesas de mejorarlo, lo desmontó e hizo ciscos, para tirarlo a la caja del camión que su padre, -No. Un presidiario que estaba con su padre - le fabricó con tablillas de cajas de fruta, corchos y pintura roja. Parecía al camión Ford de tío Antonio. Dominguito lo redujo a dos dimensiones, el día que se sentó encima. Y un portalibros que él le compró al hijo de la estanquera del pueblo para su entrada en clase.

También apreciaba el plumier por lo que brillaba, y lo bien que olía a mina de carbono. Pero por encima de todas estas cosas, amaba el portalibros. Era precioso: Tenía pintados unos monigotes que parecían compases. Y durante el tiempo que lo conservó, su penetrante olor a aguarrás de la pintura y el barniz le hacían adquirir a sus ojos un aire de cosa nueva. Del portalibros no se separaría por todo el oro del mundo, ni por el Señor, ni si por eso, dejara de ser Papa.

Sin embargo, el portalibros se extravió un día, sin gloria ni beneficio, sin que Justito pudiera achacar esta pérdida, a su extremo sacrificio en aras de su vocación misionaria, sacerdotal, papal, santoral. Justo sigue recordando aquel plumier. Muchas veces se dijo: “Tú eres capaz de hacerte uno, con las pinturas, el olor a barniz, las correíllas y todo” Apuntó esta resolución en el imaginario carné, donde va apuntando todo lo que no hará algún día.

Entre tanto, en la barraca, se ultiman los preparativos para su marcha a la Conrería, donde se encuentra el seminario menor de la diócesis de Barcelona. Consiste en meter el portalibros en la maleta de madera que sirve a todos: A papá para ir a la guerra. A mamá para emigrar a Barcelona. A Manolito para ir al servicio militar, y ahora, a Justito, para meter su santa ropita, su santísima sotana, su seráfico cepillo de dientes, y su queridísimo portalibros con los monigotes pintados que parecen compases y que huele a terebentina. ... (ver texto completo)
Niña menudos” “ ¡Niña menudos!”
Gritaba en las encrucijadas de aquel barrio marginal, sin calles, sin luces, sin ilusión. “Menudos” suena bien. Decir Patas, rabo, pito, cagalón careta u ojos (Se vendían por quilos) parece más de “escombrerería” que de “carníssería”. Palabras de los vernáculos.
Algunos días, salen buenos, el sol seca la “Boira” el techo de cartón cuero no condensa el rocío, el suelo de tierra en aquel humedal, se seca y el barro de las callejas también. Entonces, las humildes ... (ver texto completo)
Alconchel, a día 10 del mes de octubre de 1946
Mi mayor deseo es que al recibo de esta carta, os encontréis todos bien de salud – Fermina por haber leído ya otras cartas supo enseguida que era Antonio quien escribía – Nosotros ya bien, gracias a Dios. Digo ya, porque esta carta es para informaros de que a madre le dio un soplo hace quince días, del cual ya está curada. Solamente arrastra un poco el pié derecho y se le ha torcido un poquito la boca. Que sepas que cuando se encontró mal, te nombró ... (ver texto completo)
Niña menudos” “ ¡Niña menudos!”
Gritaba en las encrucijadas de aquel barrio marginal, sin calles, sin luces, sin ilusión. “Menudos” suena bien. Decir Patas, rabo, pito, cagalón careta u ojos (Se vendían por quilos) parece más de “escombrerería” que de “carníssería”. Palabras de los vernáculos.
Algunos días, salen buenos, el sol seca la “Boira” el techo de cartón cuero no condensa el rocío, el suelo de tierra en aquel humedal, se seca y el barro de las callejas también. Entonces, las humildes ... (ver texto completo)
Hoy empiezo aquí, la Historia de un seminarista de la Conrería
LOS PANDUROS EN BARCELONA

Un miembro de esta familia va a descubrir su vocación sacerdotal

He intentado muchas de veces, dar por terminado esto que escribo: No consigo finalizarlo. Pero a través de mis notas, he descubierto, que he escrito mucho sobre, a cerca de, “El seminario Menor” o “La Conrería” de sus alumnos y profesores, y de los personajes que orbitaban alrededor de la institución conciliar. En Onofre, el señor Ventura, ... (ver texto completo)
Pelotas de algodón
Ahora Justo ha dado un paso gigantesco hacia su incierto pero mejor porvenir: Este invierno, lo va a pasar en el seminario, adonde sus ansias de mejorar le han llevado: Su hermano pequeño ya no le necesita, cuando el padre se decide a inscribirlo en la escuela de Cantunis, él se descubrió ignorante, casi analfabeto y busca la mejor manera de progresar. La escuela de Luis Antúnez no se muestra la mejor solución.
¬ ¿Una escuela de pago? ¿Con qué fondos? ¿Cómo creer a este niño ... (ver texto completo)
Hola amigos de Tiana: Estuve en el seminario de 1950 a 1955, y muchas veces pasé por Tiana, y me subí en el tranvía en Mongat, para acercarme al seminario. Alguna vez incluso tuvimos que ayudar al ttranvía a volver a los railes, y otras veces, nos vajábamos en la curba, bebíamos de la fuente y volvíamos a subirnos en aquel caracol que nos transportaba. Tabién bajábamos a la sala de fiestas de Tiana y organizábamos conciertos de armónicas que os ofrecíamos. si os parece bien aceptadme como Tianenç ... (ver texto completo)
Hola a todos los lectores
escribo para expresar mis sentimientos sobre montornes, en julio del año pasado tuve la oportunidad de conocer tan bello lugar, asi es desde villanueva-nicaragua el pueblo hermanado con montornes del valles tuve la dicha de viajar a traves del hermanamiento, el grupo de jovenes del splay panda, la cooperacion, don ignasi y el alcalde gracias a ellos por que hicieron posible ese viaje que fue un sueño hecho realidad, como deseo poder regresar a esa tierra de encanto.
soy ... (ver texto completo)
vale tu de donde eres
ola soy chica joven k por razon aun desconocidas no encuentro al amor de m vida k es de santa perpetua. lo perdi por tonta y me gustaria encontrarlo. alguien me echa una mano?
a lo mejor no kiere saber nada de mi pero me gustaria saber de el.
soy chica de 20
como te llamas? ¿tu historia coincide con mi pasado, espero q leas este sms y podamos sacardos de dudas, un saludo
gracias daniel por tu respuesta yo vi la foto del polígono desde el apartamento donde vive mi hermana se ve el circuito, yo amo mi patria solo que ahora tengo dos BRASIL Y ESPAÑA, yo voy hablar con mi hermana y le pregunto si puedo darte el tlfno vale, recibe un fuerte abrazo desde el brasil. paz
vivia en canovelles y se yamaba; cristina.. vivia en un bulding y mi madre tenia una tienda debajo.. delante de la tienda pasaba la via de trenes.. tenia una amiga que se llamaba rossy...
Soy Toñi. Me gustaria encontrar a todos aquellos compañeros/as que estuvimos en Cruz Roja de Caldes de Montbui, creo que algunos estais en Granollers, Santa Perpetua... De Cochi si se, ella sigue viviendo en La Llagosta, me dijeron que José ÇIURANS (disculpaz si no se escribe asi) se casó con una de las chicas de Cruz Roja, solo quiero dar con algunos, yo marché de Cataluña en el año 1982. Un saludo A TODOS/AS