1954.
El Sr. Rector, el Dr. Altés, es el director del Seminario Menor. Está paseando por el patio de los grandes, de la Conrería, con D. Pedro, D. Justo, Mossen Queralt Mossen Cases, Mossen Melús Mossen Campo y dos o tres otros Mossenes de los que no tratan los de 4º Curso:
¬ Está aproximándose la Onomástica de su Ilustrísima, dice el Dr. Altés, y os he reunido para que deis vuestra opinión. No sé qué podríamos hacer de novedoso que le agradara.
¬ Lo que hagamos, tiene que ser, tiene que salir de los chicos: Sobrado sabido es, cómo quiere a sus seminaristas...
¬ Y cuantos más trastos, más gracia le hacen.
¬ Mándele Usted. ¡A los de cuarto, - dice D. Pedro - que lo son, y sonlos!
¬ ¡Qué expresiones más curiosas empleas D. Pedro, bien se ve que eres vasco!
¬ ¡Pues serlo soylo!
¬ ¿Y quién tiene una idea?, interviene MS. Melús, que no es caso de enviarle todos los años la Imagen de Nuestra Señora de Montalegre...
¬ Eso es lo que estaba pensando. Bueno, Primer Postulado: Le mandamos un grupo de los de cuarto, Y que se lleven a Jesús y al renacuajo del Damián... A su Ilustrísima le enternecen los pequeños
¬ ¿Qué edad tiene Damián?
¬ Pués, Creo que diez Años no cumplidos... Familia cristiana de tradición. Nos ha venido de Zaragoza, así que con el Dr. Modrego, baturro como él...
¬ ¡Buena idea! Adoptada por unanimidad.
El Dr. Altés se iba animando:
¬ ¡Bien! ¿Quién añade algo más? Venga Señores,
Al Dr. Altés le gustaba reunirse con sus colaboradores en patio. Empezaba llegando siempre el primero, y tranquilamente, abría su breviario y paseando, cumplía con su diaria obligación, luego, iban llegando los otros curas, maestros de futuros curas, y por orden de precedencia, o de ancianidad se colocan a su derecha o a la izquierda, y por fin, los más jóvenes o últimos llegados se ponían enfrente y caminando hacia atrás, seguían la conversación...
Mn. Cassanyes, interviene diciendo:
¬ Todavía, no sabemos con qué preparar para su ilustrísima, que le lleven los chicos, y yo no veo...
¬ Yo tampoco, - comento Mn. Campo, mirando a un tiempo para Tiana y con el otro ojo a los contertulios - Y no será por gafas: ¡Que estas me las han hecho especiales para el bizco que soy!
¬ Ventaja que nos llevas, le contestó Mn. Queralt con poca caridad.
¬ Decidme primero a quienes mandamos de los de cuarto curso, que se me está ocurriendo una idea. Prosiguió el Rector.
¬ Podemos delegar a los tres mejor notados, o los que... los más devotos.
¬ Bien... Avancemos: Le mandamos un trío de Cuarto y un par de Primero, los de cuarto porque son los más trastos, y porque son devotos y bien notados, y el par de Primero, por ser los más nuevos, jóvenes y que enternecen a su Ilustrísima... Y ¿Qué le llevan?
¬ Sabemos lo que no le van a llevar: Ni otra imagen de Nuestra Señora: de Montealegre,
¬ Ni más tarritos de miel de los cartujos, interviene Mn. Queralt.
¬ ¿Y si dejáramos que decidan los chicos?
¬ ¡Eso es! Vamos a escoger quién va, y veamos si ellos tienen más idea que nosotros; Tiempo de corregir influir o denegar lo que propongan tendremos.
¬ Bien: Nos queda por escoger los chicos que deben ir. No creo que lo consideren una obligación: Están todos revolucionados por ir a Barcelona.
¬ Tsé, Tsé... salta don. Justo. ¡Ni que los tuviéramos aquí atados!
¬ No es eso. Es que para los chicos es un premio, como una Matrícula de Honor.
Llevan los clérigos ya más de cinco vueltas, don Justo se distrae mirando hacia Tiana, y tropieza con el talón en una piedra, da dos o tres traspiés hacia atrás y consigue guardar el equilibrio. El Dr. Altés conserva su aire adusto, pero viendo reír a los otros, rompe a reír con más fuerza.
¬ Perdona don Justo. No es muy cristiano reírse de la desgracia ajena...
¬ No, cierto, dice Mossen Melús secándose las lágrimas que le produce la risa, pero es que ponías una cara de espanto...
¬ Por un momento, pensé que iba a caerme abajo del frontón. Así que puse cara,
¬ ¡Vamos! Que va a sonar Nona, y no ultimamos el asunto. ¿A quiénes de los chicos mandamos?
¬ Pues si es por trastos, mande Vd a Hernández Torroja por sus despistes, y a Justo por descarado...
¬ ¡Ya pensaba yo,- interrumpe Mn. Queralt - que tardaba en salir ese Justo a la palestra!
¬ No se propase Mossén, dice D. Pedro con tono ligeramente amenazador...
¬ Es que ese chico de barrio...
¬ ¡Ese chico de barrio bajo como ibas a decir, tiene muchas cualidades, que hacen olvidar sus travesuras! Y nota bien que digo travesuras, que no se merecen otro apelativo sus faltas originadas por su poca educación.
¬ Cierto es, que nos ha dado que hacer Justo Hernández, interrumpe el Rector, pero vamos a ser cristianos, y perdonémosle por los esfuerzos que hace por ser el más bueno, el más aplicado...
¬ Él, Señores - seamos adultos - Tiene 15 años. Y viene de Casa Antúnez ese barrio marginado. Se merece un voto favorable por sus buenas notas.
¬. Y si lo que buscan ustedes es lo imprevisible, la novedad, déjenlo a él; Que no le hace falta cuerda para atar al chivo!
¬ Mossén “Domus Rustica” dixit
¬ ¡Y luego decís del chico ése! ¿Y vosotros, no os estáis ahora burlando de mí con ese apelativo que ellos me han inventado? Respondió Mossen Cassanyes
Diario Seminario día 26
Vengo de la habitación del Jefe. ¡Es curioso como de una vez a otra las cosas pasan de blanco a negro y de negro a celestial! Me ha consultado para que organice algo con qué felicitar a nuestro querido súper jefe, por su santo. Pero me ha dicho:
“¬ ¡Cuidado, eh! No te pases Que te conozco”...
¬ ¡Vamos hombre! Pasarme yo. Le voy a organizar una al Arzobispo, que se va a olvidar del pelotazo que le di el mes pasado. Me ha dicho el Doctor, que piense algo con mi pandilla de carotas, y que se lo someta. Si le gusta, tendremos el día libre, gastos pagados, para ir a ver a su Ilustrísima felicitarlo de parte del Seminario Menor al completo. Insigne honor. No tenemos el “Consensum omnia”, ¡cuidado! (Supongo que Queralt Vetatum vetare) (Lo habrá vetado Mn Queralt)
Del estudio de cuarta sale un cuchicheo impreciso. Carraspeos de D. Pedro que pasea entre las mesas-pupitres mirando distraído ora un alumno, ora lo que está escribiendo otro, ora su breviario. Vuelve atrás la hoja que ya pasó de sus rezos, y vuelve a mirar más atentamente a Torroja que hace señas a Justo con su proverbial discreción. Un meneo de cabeza que está diciendo ¡Verás! ¡Verás! Y vuelve a su ocupación principal: Visiblemente está apurando su obligación antes de que toquen nona. Visiblemente en el estudio se está cocinando algo. Los de siempre se pasan papelitos y siguen con sus conciliábulos haciendo caso omiso de las muecas de aviso de D. Pedro. Éste, airado al cabo, carraspea más fuerte y dice:
¬ ¡JesúsSS!
Y Jesús Losada se levanta y cabizbajo se va para el rincón del encerado con el diccionario de latín que tenía en las manos. Llaurador se levanta también y se coloca en el otro rincón. Los de Cuarto han pactado con D. Pedro que si hacen algo no correcto en el estudio, de “Motu propio” se imponen la penitencia. A don Justo le ha encantado la idea, que ha adoptado en sus propios estudios y ha llevado su aplicación a tales extremos, que una vez se ha castigado él mismo.
Por fin suena la campana que pone término al estudio de la noche. Fuera está todo en tinieblas. Octubre toca a su fin, en la Conrería la “boira” se ha dejado caer y hace del patio de los Séniors una fantasmagoría lóbrega. Los seminaristas grandes y pequeños salen de estampida del estudio y aprovechan el cuarto de hora de espera para la cena reuniéndose por afinidades y discurriendo de los trabajos del día.
El Sr. Rector, el Dr. Altés, es el director del Seminario Menor. Está paseando por el patio de los grandes, de la Conrería, con D. Pedro, D. Justo, Mossen Queralt Mossen Cases, Mossen Melús Mossen Campo y dos o tres otros Mossenes de los que no tratan los de 4º Curso:
¬ Está aproximándose la Onomástica de su Ilustrísima, dice el Dr. Altés, y os he reunido para que deis vuestra opinión. No sé qué podríamos hacer de novedoso que le agradara.
¬ Lo que hagamos, tiene que ser, tiene que salir de los chicos: Sobrado sabido es, cómo quiere a sus seminaristas...
¬ Y cuantos más trastos, más gracia le hacen.
¬ Mándele Usted. ¡A los de cuarto, - dice D. Pedro - que lo son, y sonlos!
¬ ¡Qué expresiones más curiosas empleas D. Pedro, bien se ve que eres vasco!
¬ ¡Pues serlo soylo!
¬ ¿Y quién tiene una idea?, interviene MS. Melús, que no es caso de enviarle todos los años la Imagen de Nuestra Señora de Montalegre...
¬ Eso es lo que estaba pensando. Bueno, Primer Postulado: Le mandamos un grupo de los de cuarto, Y que se lleven a Jesús y al renacuajo del Damián... A su Ilustrísima le enternecen los pequeños
¬ ¿Qué edad tiene Damián?
¬ Pués, Creo que diez Años no cumplidos... Familia cristiana de tradición. Nos ha venido de Zaragoza, así que con el Dr. Modrego, baturro como él...
¬ ¡Buena idea! Adoptada por unanimidad.
El Dr. Altés se iba animando:
¬ ¡Bien! ¿Quién añade algo más? Venga Señores,
Al Dr. Altés le gustaba reunirse con sus colaboradores en patio. Empezaba llegando siempre el primero, y tranquilamente, abría su breviario y paseando, cumplía con su diaria obligación, luego, iban llegando los otros curas, maestros de futuros curas, y por orden de precedencia, o de ancianidad se colocan a su derecha o a la izquierda, y por fin, los más jóvenes o últimos llegados se ponían enfrente y caminando hacia atrás, seguían la conversación...
Mn. Cassanyes, interviene diciendo:
¬ Todavía, no sabemos con qué preparar para su ilustrísima, que le lleven los chicos, y yo no veo...
¬ Yo tampoco, - comento Mn. Campo, mirando a un tiempo para Tiana y con el otro ojo a los contertulios - Y no será por gafas: ¡Que estas me las han hecho especiales para el bizco que soy!
¬ Ventaja que nos llevas, le contestó Mn. Queralt con poca caridad.
¬ Decidme primero a quienes mandamos de los de cuarto curso, que se me está ocurriendo una idea. Prosiguió el Rector.
¬ Podemos delegar a los tres mejor notados, o los que... los más devotos.
¬ Bien... Avancemos: Le mandamos un trío de Cuarto y un par de Primero, los de cuarto porque son los más trastos, y porque son devotos y bien notados, y el par de Primero, por ser los más nuevos, jóvenes y que enternecen a su Ilustrísima... Y ¿Qué le llevan?
¬ Sabemos lo que no le van a llevar: Ni otra imagen de Nuestra Señora: de Montealegre,
¬ Ni más tarritos de miel de los cartujos, interviene Mn. Queralt.
¬ ¿Y si dejáramos que decidan los chicos?
¬ ¡Eso es! Vamos a escoger quién va, y veamos si ellos tienen más idea que nosotros; Tiempo de corregir influir o denegar lo que propongan tendremos.
¬ Bien: Nos queda por escoger los chicos que deben ir. No creo que lo consideren una obligación: Están todos revolucionados por ir a Barcelona.
¬ Tsé, Tsé... salta don. Justo. ¡Ni que los tuviéramos aquí atados!
¬ No es eso. Es que para los chicos es un premio, como una Matrícula de Honor.
Llevan los clérigos ya más de cinco vueltas, don Justo se distrae mirando hacia Tiana, y tropieza con el talón en una piedra, da dos o tres traspiés hacia atrás y consigue guardar el equilibrio. El Dr. Altés conserva su aire adusto, pero viendo reír a los otros, rompe a reír con más fuerza.
¬ Perdona don Justo. No es muy cristiano reírse de la desgracia ajena...
¬ No, cierto, dice Mossen Melús secándose las lágrimas que le produce la risa, pero es que ponías una cara de espanto...
¬ Por un momento, pensé que iba a caerme abajo del frontón. Así que puse cara,
¬ ¡Vamos! Que va a sonar Nona, y no ultimamos el asunto. ¿A quiénes de los chicos mandamos?
¬ Pues si es por trastos, mande Vd a Hernández Torroja por sus despistes, y a Justo por descarado...
¬ ¡Ya pensaba yo,- interrumpe Mn. Queralt - que tardaba en salir ese Justo a la palestra!
¬ No se propase Mossén, dice D. Pedro con tono ligeramente amenazador...
¬ Es que ese chico de barrio...
¬ ¡Ese chico de barrio bajo como ibas a decir, tiene muchas cualidades, que hacen olvidar sus travesuras! Y nota bien que digo travesuras, que no se merecen otro apelativo sus faltas originadas por su poca educación.
¬ Cierto es, que nos ha dado que hacer Justo Hernández, interrumpe el Rector, pero vamos a ser cristianos, y perdonémosle por los esfuerzos que hace por ser el más bueno, el más aplicado...
¬ Él, Señores - seamos adultos - Tiene 15 años. Y viene de Casa Antúnez ese barrio marginado. Se merece un voto favorable por sus buenas notas.
¬. Y si lo que buscan ustedes es lo imprevisible, la novedad, déjenlo a él; Que no le hace falta cuerda para atar al chivo!
¬ Mossén “Domus Rustica” dixit
¬ ¡Y luego decís del chico ése! ¿Y vosotros, no os estáis ahora burlando de mí con ese apelativo que ellos me han inventado? Respondió Mossen Cassanyes
Diario Seminario día 26
Vengo de la habitación del Jefe. ¡Es curioso como de una vez a otra las cosas pasan de blanco a negro y de negro a celestial! Me ha consultado para que organice algo con qué felicitar a nuestro querido súper jefe, por su santo. Pero me ha dicho:
“¬ ¡Cuidado, eh! No te pases Que te conozco”...
¬ ¡Vamos hombre! Pasarme yo. Le voy a organizar una al Arzobispo, que se va a olvidar del pelotazo que le di el mes pasado. Me ha dicho el Doctor, que piense algo con mi pandilla de carotas, y que se lo someta. Si le gusta, tendremos el día libre, gastos pagados, para ir a ver a su Ilustrísima felicitarlo de parte del Seminario Menor al completo. Insigne honor. No tenemos el “Consensum omnia”, ¡cuidado! (Supongo que Queralt Vetatum vetare) (Lo habrá vetado Mn Queralt)
Del estudio de cuarta sale un cuchicheo impreciso. Carraspeos de D. Pedro que pasea entre las mesas-pupitres mirando distraído ora un alumno, ora lo que está escribiendo otro, ora su breviario. Vuelve atrás la hoja que ya pasó de sus rezos, y vuelve a mirar más atentamente a Torroja que hace señas a Justo con su proverbial discreción. Un meneo de cabeza que está diciendo ¡Verás! ¡Verás! Y vuelve a su ocupación principal: Visiblemente está apurando su obligación antes de que toquen nona. Visiblemente en el estudio se está cocinando algo. Los de siempre se pasan papelitos y siguen con sus conciliábulos haciendo caso omiso de las muecas de aviso de D. Pedro. Éste, airado al cabo, carraspea más fuerte y dice:
¬ ¡JesúsSS!
Y Jesús Losada se levanta y cabizbajo se va para el rincón del encerado con el diccionario de latín que tenía en las manos. Llaurador se levanta también y se coloca en el otro rincón. Los de Cuarto han pactado con D. Pedro que si hacen algo no correcto en el estudio, de “Motu propio” se imponen la penitencia. A don Justo le ha encantado la idea, que ha adoptado en sus propios estudios y ha llevado su aplicación a tales extremos, que una vez se ha castigado él mismo.
Por fin suena la campana que pone término al estudio de la noche. Fuera está todo en tinieblas. Octubre toca a su fin, en la Conrería la “boira” se ha dejado caer y hace del patio de los Séniors una fantasmagoría lóbrega. Los seminaristas grandes y pequeños salen de estampida del estudio y aprovechan el cuarto de hora de espera para la cena reuniéndose por afinidades y discurriendo de los trabajos del día.