Capítulo 6 - 20 de enero del 55. Diario.
Estuve en casa. Hay mucha necesidad, y mucha gente que han venido del pueblo, al cobijo de mis padres. No pueden con tanta carga.
Di clases de matemáticas, con el señor Campmany (O Alemany, no recuerdo bien) pues este trimestre, me suspendieron. Me confié demasiado en mi capacidad de aprender.
Ha habido algunas novedades. Por fin le hablé claro al P. García: Su consigna, “Rezar y esperar” Me alegró el día. Estoy algo taciturno y no lo entiendo; tantos amigos que se pelean por estar conmigo. Me muestran aprecio, y esto me produce dolor de cabeza. Estoy ronco del constipado que estoy arrastrando. ¡Qué gracioso! Precisamente esta semana que me toca leer en el refectorio.
Estos días, se ha fugado del seminario Delabernia, un francés que nos vino de Perpiñán. ¿Sed de aventuras?
25 enero 55.
Apareció el Delabernia, por la costa, en Palamós. Ha sido el acontecimiento de la semana. Esto no es un reformatorio, ni un internado. Nadie sujeta a nadie. Podía haber dicho: “-Me voy”. Y si acaso, por ser menor, hubiesen advertido a sus padres. Este chico es de una clase mas reciente que la nuestra; creo que de un año antes.
El Señor Obispo, ha estado enfermo de gravedad. También el Rector, aunque lo suyo es más leve. A mi no se me va el resfriado. No es de extrañar, la calefacción tan reciente, no funciona. No sé que se le ha quemado al bicho.
Juan Pedro, se pegó un batacazo desde el parapeto del patio superior, a la puerta nueva de abajo: Unos dos metros, y cayó de cabeza. Lleva ya cuatro o cinco días y aún no ha salido de la enfermería.
Esta semana me he quedado otra vez sin bolsa. Supongo que debe ser por lo que le ha pasado a Manolo: Se subió en el tope del tranvía 48, junto con otros que como él no cupieron dentro. Alguien se cayó del tope y Manolo tiró de los cables que sujetan el trole para que el tranvía parase. Tuvo la mala suerte, de que el trole se enganchó en la catenaria, y arrancó una parte del tendido. Vino la policía, y se llevaron a los que viajaban en el tope. Cuando los devolvieron al barrio, venían con un cartel colgado al cuello: “Por Gamberros” Y lo que es peor, es que han salido en la vanguardia.
Estoy en clase de mates, cuestión de fracciones.
28 de enero de 1955.
Ayer, sábado, Jesús losada me presentó un trabajo literario que pensaba leer a la Virgen, el sábado por la noche, como hemos tomado la costumbre de hacer todos los sábados y no ya solamente el mes de María. No me gustó, y lo arreglé; es decir, cogí las tres primeras palabras suyas. Como siempre, hice reír mucho, Todos comprendieron que aquello era mi estilo. Don Pedro fue quien más rió. El estilo es de por sí, llamativo, ameno. Hablo directamente con Nuestra Señora, como si estuviera allí. Hablo, no rezo. Le pido pero no le ruego: Allí la veo, y a Ella me dirijo directamente. Espero que me perdone, por tal atrevimiento. Pero cuando le rezo a solas, hago lo mismo y no me parece que haga mal. En mis redacciones, pongo muchos puntos suspensivos y más interrogantes.
Pero no sólo me dedico a hacer reír en estas amables tertulias de seminarista adormecido – Ya se nos han juntado varios sacerdos. – De cuando en cuando suelto alguna puya, para el que me quiera entender. Y si, además, no aburro al prójimo, supongo que la Virgen no estará tampoco descontenta. Ella nos quiere alegres.
Mi diario: tres de febrero del 55. “El Kyrie a Voces”
Hoy poca cosa que contar. Aburrimiento y compañía. Estamos en el penúltimo estudio. Que para mí es el primero: Los otros dos se me fueron en la terminación del “ Kyrie a Voces” Nuestro recién nacido periódico Mural. Aún no ha salido, porque espera que le deje la plaza el anterior que se llamaba “Viu la teva vida”
Diario 19 de abril. Ascensión
Otra vez vino el Señor Arzobispo. (Modrego) Se ha metido en la habitación para él preparada, el Doctor Altés con él, y ni siquiera nos ha dirigido la palabra, como suele hacer. Antes era más expansivo con sus “aprendices” Algo no le va bien, desde que lo operaron de la “hernia”. ¿O fue de la próstata? No nos lo dicen. Esperamos poder charlar un poco con nuestro pastor antes de que se marche.
Días atrás, recibí carta de mi madre: Me informa que han operado del estómago a tío José. Y que ha quedado bien.
Don Pedro habla muy bien: Nos ha hecho una meditación magnífica, sobre la ascensión de nuestro Señor. A mí me gustó mucho. Es uno de los profesores que más aprecio. Creo que él también a mí, a pesar de los coscorrones que me da por mi forma disipada de hacer todo.
27 de mayo. No me gusta el modo de celebrar el mes de María en la segunda sección. Yo, en particular, nada interesante noté. Nada de gran relevancia que me haya ayudado. Noto creciente dejadez en todos. Por ninguna parte, veo a algún llamado investido de ese fuego misionario que procura la vocación. Donde más se nota esta monotonía invadiente, es, en las frases que mis condiscípulos leen a María. Y digo bien, leen. Copias de copias, sin ningún brote de sus corazones. Aridez, de la aridez. Tampoco he podido leer en la despedida a nuestra señora por la noche, estas últimas reuniones, delante de su imagen del dormitorio. Me he limitado a leer tres poesías cuando me ha tocado, pues ahora es a suerte. No me han sumergido los elogios, pero no dejo de dar gracias a Dios, pues todos los méritos que pueda yo tener, suyos son.
He conseguido dos diez de literatura, uno en poesía y otro en francés (prosa política) que según mi conocimiento, son los únicos obtenidos en todo el curso, de todas las asignaturas. Esto no quiere decir que no den después, porque, como este año seguimos el plan del bachillerato, las notas no pasan de nueve, aunque en la lista sean en realidad diez. No desprecio los tres nueve de literatura y el seis de física. Este último es un alivio: me salva del “Cate” Si supero el examen final. A pesar de haber conseguido el primer y tercer año matrícula de honor, este año, con la física y sobre todo con la química, no las tengo todas conmigo.
Carta de Mari Rosa amiga de Marina, a Justo. Apreciado: Tengo entendido que vienes al internado. Tu hermana Marina me lo acaba de decir, y ya ves: Sin demorarme un minuto, te escribo. Cuánto me alegra. Me gusta charlar contigo de nuestras cosas. ¡Cuidado! Por nuestras cosas me refiero a los estudios. Ya sé que los míos no son nada comparables con los que los seminaristas llevan adelante, pero, tanto en unos como en otros, se puede o no, ser brillantes. Ya he sacado dos matrículas. ¿Y tú? ¿Empollón? Hasta más vernos. M. Rosa.
Estuve en casa. Hay mucha necesidad, y mucha gente que han venido del pueblo, al cobijo de mis padres. No pueden con tanta carga.
Di clases de matemáticas, con el señor Campmany (O Alemany, no recuerdo bien) pues este trimestre, me suspendieron. Me confié demasiado en mi capacidad de aprender.
Ha habido algunas novedades. Por fin le hablé claro al P. García: Su consigna, “Rezar y esperar” Me alegró el día. Estoy algo taciturno y no lo entiendo; tantos amigos que se pelean por estar conmigo. Me muestran aprecio, y esto me produce dolor de cabeza. Estoy ronco del constipado que estoy arrastrando. ¡Qué gracioso! Precisamente esta semana que me toca leer en el refectorio.
Estos días, se ha fugado del seminario Delabernia, un francés que nos vino de Perpiñán. ¿Sed de aventuras?
25 enero 55.
Apareció el Delabernia, por la costa, en Palamós. Ha sido el acontecimiento de la semana. Esto no es un reformatorio, ni un internado. Nadie sujeta a nadie. Podía haber dicho: “-Me voy”. Y si acaso, por ser menor, hubiesen advertido a sus padres. Este chico es de una clase mas reciente que la nuestra; creo que de un año antes.
El Señor Obispo, ha estado enfermo de gravedad. También el Rector, aunque lo suyo es más leve. A mi no se me va el resfriado. No es de extrañar, la calefacción tan reciente, no funciona. No sé que se le ha quemado al bicho.
Juan Pedro, se pegó un batacazo desde el parapeto del patio superior, a la puerta nueva de abajo: Unos dos metros, y cayó de cabeza. Lleva ya cuatro o cinco días y aún no ha salido de la enfermería.
Esta semana me he quedado otra vez sin bolsa. Supongo que debe ser por lo que le ha pasado a Manolo: Se subió en el tope del tranvía 48, junto con otros que como él no cupieron dentro. Alguien se cayó del tope y Manolo tiró de los cables que sujetan el trole para que el tranvía parase. Tuvo la mala suerte, de que el trole se enganchó en la catenaria, y arrancó una parte del tendido. Vino la policía, y se llevaron a los que viajaban en el tope. Cuando los devolvieron al barrio, venían con un cartel colgado al cuello: “Por Gamberros” Y lo que es peor, es que han salido en la vanguardia.
Estoy en clase de mates, cuestión de fracciones.
28 de enero de 1955.
Ayer, sábado, Jesús losada me presentó un trabajo literario que pensaba leer a la Virgen, el sábado por la noche, como hemos tomado la costumbre de hacer todos los sábados y no ya solamente el mes de María. No me gustó, y lo arreglé; es decir, cogí las tres primeras palabras suyas. Como siempre, hice reír mucho, Todos comprendieron que aquello era mi estilo. Don Pedro fue quien más rió. El estilo es de por sí, llamativo, ameno. Hablo directamente con Nuestra Señora, como si estuviera allí. Hablo, no rezo. Le pido pero no le ruego: Allí la veo, y a Ella me dirijo directamente. Espero que me perdone, por tal atrevimiento. Pero cuando le rezo a solas, hago lo mismo y no me parece que haga mal. En mis redacciones, pongo muchos puntos suspensivos y más interrogantes.
Pero no sólo me dedico a hacer reír en estas amables tertulias de seminarista adormecido – Ya se nos han juntado varios sacerdos. – De cuando en cuando suelto alguna puya, para el que me quiera entender. Y si, además, no aburro al prójimo, supongo que la Virgen no estará tampoco descontenta. Ella nos quiere alegres.
Mi diario: tres de febrero del 55. “El Kyrie a Voces”
Hoy poca cosa que contar. Aburrimiento y compañía. Estamos en el penúltimo estudio. Que para mí es el primero: Los otros dos se me fueron en la terminación del “ Kyrie a Voces” Nuestro recién nacido periódico Mural. Aún no ha salido, porque espera que le deje la plaza el anterior que se llamaba “Viu la teva vida”
Diario 19 de abril. Ascensión
Otra vez vino el Señor Arzobispo. (Modrego) Se ha metido en la habitación para él preparada, el Doctor Altés con él, y ni siquiera nos ha dirigido la palabra, como suele hacer. Antes era más expansivo con sus “aprendices” Algo no le va bien, desde que lo operaron de la “hernia”. ¿O fue de la próstata? No nos lo dicen. Esperamos poder charlar un poco con nuestro pastor antes de que se marche.
Días atrás, recibí carta de mi madre: Me informa que han operado del estómago a tío José. Y que ha quedado bien.
Don Pedro habla muy bien: Nos ha hecho una meditación magnífica, sobre la ascensión de nuestro Señor. A mí me gustó mucho. Es uno de los profesores que más aprecio. Creo que él también a mí, a pesar de los coscorrones que me da por mi forma disipada de hacer todo.
27 de mayo. No me gusta el modo de celebrar el mes de María en la segunda sección. Yo, en particular, nada interesante noté. Nada de gran relevancia que me haya ayudado. Noto creciente dejadez en todos. Por ninguna parte, veo a algún llamado investido de ese fuego misionario que procura la vocación. Donde más se nota esta monotonía invadiente, es, en las frases que mis condiscípulos leen a María. Y digo bien, leen. Copias de copias, sin ningún brote de sus corazones. Aridez, de la aridez. Tampoco he podido leer en la despedida a nuestra señora por la noche, estas últimas reuniones, delante de su imagen del dormitorio. Me he limitado a leer tres poesías cuando me ha tocado, pues ahora es a suerte. No me han sumergido los elogios, pero no dejo de dar gracias a Dios, pues todos los méritos que pueda yo tener, suyos son.
He conseguido dos diez de literatura, uno en poesía y otro en francés (prosa política) que según mi conocimiento, son los únicos obtenidos en todo el curso, de todas las asignaturas. Esto no quiere decir que no den después, porque, como este año seguimos el plan del bachillerato, las notas no pasan de nueve, aunque en la lista sean en realidad diez. No desprecio los tres nueve de literatura y el seis de física. Este último es un alivio: me salva del “Cate” Si supero el examen final. A pesar de haber conseguido el primer y tercer año matrícula de honor, este año, con la física y sobre todo con la química, no las tengo todas conmigo.
Carta de Mari Rosa amiga de Marina, a Justo. Apreciado: Tengo entendido que vienes al internado. Tu hermana Marina me lo acaba de decir, y ya ves: Sin demorarme un minuto, te escribo. Cuánto me alegra. Me gusta charlar contigo de nuestras cosas. ¡Cuidado! Por nuestras cosas me refiero a los estudios. Ya sé que los míos no son nada comparables con los que los seminaristas llevan adelante, pero, tanto en unos como en otros, se puede o no, ser brillantes. Ya he sacado dos matrículas. ¿Y tú? ¿Empollón? Hasta más vernos. M. Rosa.