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TIANA: Estaba claro que los dos nuevos catalanes, avanzaban...

Estaba claro que los dos nuevos catalanes, avanzaban en sus proyectos. También que no todo el monte catalán era orégano. Tampoco que a todos los perros los ataban con longaniza.
Los giros demostraban bien, que la fama de roñosos de los condabarceloníes, no era afabulación castellana. Y que por aquellas tierras de Cocaña, de coca poca. Cañas sí. Pero ni para pescar servían. El tiempo de espera alargándose, por cada tres cartas de los emigrados, una de Fermina se cruzaba en dirección a la Ciudad Condal.
Alconchel a tantos de octubre de 1945. Querido Manolo: Mi niño Loly:
Cuánto me alegro de que las cosas, os vayan tan “divinamente bien” No sabes la alegría que nos da recibir carta. Claro que más nos daría el recibir giros algo más consistentes que los que recibimos. Estos giros, parecen los tiques del racionamiento. De media cuartilla no pasan. No nos esperes este mes. Ni el otro, si continúas mandando para alpiste. ¿No sabes tú, lo que valen los billetes del tren? Y aquí, ¿Qué comemos? Si no fuera que yo algo me saco con mis “recados” pasaríamos necesidad.
Déjate de enseñarnos el lenguaje de esos herejes, que ya tendremos tiempo de aprenderlo cuando estemos ahí. Cosa que no será por mucho tiempo, si es irse al fin del mundo para ganar lo mismo que aquí, en mi tierra, recogiendo aceituna o guardando pavos.
Gracias por mandarnos para sellos. Así podemos contestaros. Fermina y niños.

En Barcelona, los catalanes, azorados, empezaron a ver entrar por los puertos las estaciones y las carreteras, a miles de “Charnegos” castellanos, que soñaban con encontrar una vida mejor en aquellas benditas tierras. Esto se incrementó al terminarse la guerra civil. De nada les sirvió a aquellos separatistas, gritar en las plazas y calles “Nosaltres sols” “Nosaltres sols” Desde siempre las áridas y secas tierras de Castilla, y las mal repartidas de Extremadura Andalucía y Galicia habían incitado a emigrar. Pero “ ¡no tants, coi!” “ ¡No tants!” Decían ellos ante tal invasión.
Franco deja hacer. Los que primero salen siempre son los descontentos. Los descontentos se contaban por miles en España. Franco prefiere tenerlos reunidos en las grandes ciudades; así le es más fácil controlarlos. Y mejor que mejor, en Barcelona, nido de separatistas, donde no piensa poner los pies en mucho tiempo.
Los descontentos del nuevo régimen instaurado por la fuerza de las armas, son los mismos que antes lo estaban de la monarquía, después de la Dictadura de Primo de Rivera y se supone que hubo descontentos cuando Tarik invadió la península, con sus huestes de silenciosos beréberes y cómo no: Los hubo que ya lo estaban de Pelayo, de César, de los Unos, y de todos los reyes godos, visigodos y ostrogodos. Historia curiosa, la de este país donde no hay un “ligur” que no lleve veinte o treinta gotas de diferentes sangres. El lector me excusará, si no he querido sobrecargar la cosa, yendo hasta Atapuerca y Altamira.
Claro que el resquemor de los catalanes, estaba más que justificado. A ellos se les habían olvidado las incursiones beréberes. En el país hay pocos ladrones.
Y los que hay, no van hasta a llevarse los calderos que ponen en el campo para el pienso de los animales. Fue caso que en poco tiempo, además de los calderos de cobre, se llevaron más de una gallina, algún cordero, y cuantas papas y cebollas pudieron desenterrar, aunque estuvieran verdes. ¿Serían gitanos? Digo yo. Los payos, aunque seamos pobres, no robamos tanto. O por lo menos no tan descaradamente. Como fuere, la familia “Trap” que así bautizó el Mariposo / Panduro a su familia, posteriormente de ver la película así titulada, se fue preparando para su nueva vida.
Fermina creía que aquella palabra era una más del catalán que Manuel se empeñaba en enseñarle. Los dos estaban equivocados. Manuel no logró enseñar a Fermina una palabra de catalán. Fermina aprendió a decir “Merçi” de una manera muy cursi, y continuó toda su vida con sus haches expiradas, sus ¡Oooy! Y sus “ ¿Pojieso?” Lo de Trap, lo adoptó pensando que lo que decía era “Trapo” Y cierto es que de trapillo iba la pobre casi siempre.