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TIANA: III. - Internado del Angel de Tiana. Sor María de la...

III. - Internado del Angel de Tiana. Sor María de la Fe y otras monjas.
¬ Como le digo, Reverenda: Fíjese cómo estas niñas llegan a enredar las cosas, de tal manera que,
¬ No me diga nada más Sor María de la Asunción. Las tengo bien caladas. –
Pero a pesar de la súplica de La Madre Perfecta, sor M. de la Asunción, hace caso omiso y prosigue:
¬ De tal suerte que, aprovechando la estancia de una hermana de un seminarista en nuestro colegio,
¬ ¡Ah! ¿Me está hablando de Marina? ¿Marina Hernández?
¬ ¡Precisamente! Emm: Pues aprovechado, Ehuu, que la mencionada Marina estaba con nosotras por un mes de convalecencia... Ehuu, se fueron con la excusa de ver al hermano...
¬ ¿Ese tal Justo?
¬ Sí reverenda madre. Pero espere que le diga:
¬ No. No me lo diga con tantos rodeos. A ver. A ver: Explíqueme, explíquese:
¬ ¡Pero es que no me deja! Reverenda madre, no me interrumpa a cada frase, porque no acabamos hoy... Veamos: Déjeme hablar dos o tres frases seguidas y verá como se entera: estas muchachas, o sea: La hermana del seminarista, María Rosa, Carmen Subirats y una inocente que no se ha enterado de nada, Agustinita Fuentes se fueron a visitar el seminario sin permiso de nadie, pero en realidad fueron a ver a Justo Hernández; dicho sea de paso seminarista de 4º curso, bastante bien notado por sus profesores. Pero en cuanto a la disciplina y al comportamiento... No he llegado a saber, pero por lo que estoy descubriendo...
¬ ¿María Rosa ha dicho, sor María de la Asunción? ¿No es la chica que tuve que castigar porque se maquillaba?
¬ Bueno: Un poquito de carmín a su edad...
¬ Estoy al corriente de que Marina Hernández, tiene un hermano en el seminario menor. Por cierto: La chica nos fue recomendada por el señor obispo.
¬ ¿Qué obispo? ¿El de Vic?
¬ No. El Arzobispo obispo de Barcelona. Intuyo que su relación tendrá.
¬ ¡Pues valiente recomendación del señor arzobispo, que rotundamente, no sabía lo que estaba recomendando!
¬ ¡Sor María! ¡Que se está propasando!
¬ E... Es que el plan que las pupilas se imaginaron, me parece algo diabólico.
¬ ¡Ave María Purísima!
¬ Es un decir.
¬ Pues tiene usted unos “decires” Sor María de la Asunción, poco católicos. Es lo menos que se puede decir.
¬ Resumiendo: Que las chicas se han metido con el futuro sacerdote.
¬ ¡Jesús Maria José!
¬ Como lo está oyendo, Reverenda Madre. Y una de ellas le ha guiñado el ojo.
¬ ¿Y quién le ha informado a usted, sor?
¬ Lo del ojo no es seguro; pero creo que las he oído en el recreo comentar... “Que si le guiñaría el ojo” “Que si el ojo le iba a guiñar” No obstante, el Doctor Altés, Rector de la Conrería, que ha tenido a bien de llamarnos por teléfono me ha prevenido…
¬ Diga, diga.
¬ Eso le dije yo cuando llamó. ¿Diga, diga?
¬ Sor María ¿Lo ha dicho ahora por broma?
¬ No reverenda. Parece ser, que durante una anterior visita, el Rector, < Como ya sabe usted, no admiten chicas en las visitas si no son familia de algún futuro clérigo > mandó recado a las monjitas de la cocina, para que le prepararan unas meriendas a las visitantes. Y como Usted debe saber, las cocinas están en la parte de abajo, hay que bajar unas escaleras, para llegar al torno y, como no los veía subir, pensó que no se habían enterado bien y bajó a ayudarles: Encontró al seminarista muy azorado, a Maria Rosa riendo divertida, y a las otras dos tontorronas poniéndose moradas de confitura, que habían encontrado en el comedor de los sacerdotes.
¬ Luego, pues, Maria Rosa, se encontraba sola con el seminarista en el torno, y ¿No en el comedor, con las otras tres?
¬ A raíz de este descubrimiento, las invitó a salir del comedor, mandó un par de profesores por los pasillos y en el patio, a rezar su breviario, de manera que pudieran observar los acontecimientos. Algo poco correcto habrán visto esos santos varones, cuando nos han telefoneado, y nos han pedido que en el futuro, impidamos que las internas vayan al seminario, sobre todo en horas que no admiten visitas.
¬ ¿Y lo del guiño?
¬ Parece ser que uno de los sacerdotes que leían el breviario – Para disimular, se entiende – mientras les vigilaban,
¬ Sor: No se disimula cuando se lee esa santa obligada lectura.
¬ Mari Rosa, y las otras subieron a la Conrería, pretendiendo organizar una visita guiada por el seminarista, con un grupo de las internas. Esa es la excusa.
La verdad es que desea poner a prueba la vocación de ese pobre chico. ¿Le parece bien que tiente así a un posible sacerdote, Reverenda?
¬ No sé qué decir... Ni que pensar... Si algo malo han hecho, ya no tiene remedio. Todo se puede arreglar alejando a estas chicas definitivamente del seminario. Y si no ha pasado nada, ¿por qué diablos tanto revuelo?
¬ Es mucha cuestión de diablos en esta conversación; si usted, Reverenda, se pone a mentarlo también...
30 / 6 Diario de Justo.
Acabo de despertar: Una siesta en el estudio. Consecuencias del cansancio: Hemos hecho una visita al Santuario de la Mare de Déu de la Alegría de Tiana. Tuvimos allí misa solemne, sermón predicado por mosén Cases. Y para terminar les dimos a los feligreses un concierto de armónicas en el teatrillo. Por el camino de ida, fuimos desde aquí arriba rezando el rosario. A la vuelta, los que tenemos armónicas tocando y los que no, cantando el “Mare de Déu” Ayer fiesta y hoy también. Mañana por la mañana lo mismo y por la tarde exámenes de música.
Me ha llegado carta hace 24 horas, de mi tío José, contestándome a la mía del domingo pasado. ¡Cómo se tornan las cosas! Y cómo los caracteres, cambian, cuando tienes de interlocutor, o corresponsal un futuro sacerdote. Atrás queda el tiempo en que me enfrenté con él, y le dije que si no estaba contento con su lugar en la barraca, que se fuera, y dejara de molestar a mi madre – su hermana- y reñir con mi padre. Bueno: El caso es que las cosas han venido a un cauce más sereno.
31. Ayer a media tarde, vino mi padre. Me contó que Mamá se ha lastimado o roto un pie saltando del 48 en marcha; como siempre, por las prisas. Pude cambiarme de ropa interior. El guardapolvo se tenía ya en pie solito. Con esta moda que han sacado los profes, tenemos que ir cogidos por el cinturón, cuando escalamos algún cerro, estamos todos hechos unos farraguas. Claro que no nos han pedido que nos demos semejantes tirones del cinturón y de los bolsillos.
Las fotos que hice en la excursión de la costa brava, se me velaron. Pienso que quizá tenía un defecto el carrete. Mi padre me deja siempre, los restos de los carretes que hace él, con tres o cuatro fotos, que saca en la habitación laboratorio de la barraca. No me había pasado nunca.
Una carta que Justo sustrajo a Marina, encargada de llevarla a Barcelona.
Querida Amiga X. X.
Ayer nos ganamos una buena reprimenda de las monjas de este internado del Ángel: Figúrate, que se nos ocurre (A Marina y a Mí) salir de paseo por el pueblo, y ya fuera del internado, subir a la Conrería de visita al hermano que ya te dije que estaba estudiando para cura. Con nosotras vinieron Agusita y M, Rosa. Y venos por la carretera las cuatro tolondronas, camino de nuestro castigo.
Allí caímos como dos moscas en el gazpacho. Hija: El conserje parecía uno de la Gestapo, mirándonos y oliéndonos como si fuéramos a raptar a algún curita. Primero nos negó el paso, luego nos dijo que no eran horas y al final llamó por el telefonillo al Rector, que vino a ver si era verdad que una de las cuatro era la hermana de Justo Hernández.